21 de marzo de 2013

Tiro Libre (Frases para recordar) #6: Carlos Valderrama




Esta frase resume la filosofía del emergentemente estéril fútbol colombiano de finales de los años ochenta y gran parte de los noventa. Dicha en los labios de Carlos “el pibe” Valderrama pero forjada en la mente de Francisco “Pacho” Maturana”.

Actualmente la afición colombiana vive con esperanza el resurgir de su selccionado nacional respaldado por los goles de Radamel Falcao. Pero hace varios lustros se sintieron campeones de todo, cuando realmente eran los ganadores de la nada. Así al equipo cafetero se le hacía referencia, con sorna, como los Campeones Mundiales de la posesión del balón. En clara alusión a la afirmación que protagoniza esta entrada o a otras tan meritorias, también pronunciadas por el tándem Maturana-Valderrama como: “la pelota es la que juega, no el hombre”, o “la velocidad sólo es importante en las carreras de caballos”.

La sombra de la sobrevaloración de la carrera de Valderrama siempre ha sido muy grande. Era prácticamente un desconocido, y exconvicto, cuando los golpes de suerte le fueron posicionando en los lugares adecuados en los momentos idóneos. Carrera que inició en el modesto Junior, para  consiguiente pasar al Millonarios de Pablo Escobar, arribar al Montpellier francés el Valladolid Español y unos cuantos equipos más de Colombia y la Major Soccer League que dan muestra de una carrera errática y prácticamente yerma.

En sus veinte años de profesional disputó tres Mundiales con Colombia, jugando  un total de 111 partidos con la selección cafetera (récord absoluto en el combinado sudamericano) y marcó un un total de doce goles. A nivel de clubs, su vitrina luce tan sólo tres títulos logrados a comienzos de los años noventa. En España es recordado por su paso por el Real Valladolid (junto con otro ilustre exjugador colombiano como René Higuita) pero sobretodo, y sin duda,  por el incidente que tuvo con el jugador del Real Madrid Míchel que, en una jugada a balón parado, le tocaba insistentemente los genitales con ánimo de desconcertarle.


¿Era realmente humo lo que vendía el fútbol  colombiano por aquella época? No exactamente, aquella Colombia realizó grandes encuentros, e incluso, llegó con la vitola de unas de las favoritas para salir campeona del Mundial de Estados Unidos en 1994. Las sensaciones que provocó aquella selección de Maturana conformada por la generación de oro del fútbol colombiano con René Higuita, Valderrama, Escobar, los Córdoba, Escobar, Rincón, Valencia y Faustino Asprilla eran espléndidas. El culmen de aquel equipo llegó un Septiembre de 1993 con resultado de 0-5 que le endosaron en el Estadio Monumental de River Plate en Buenos Aíres a la selección Argentina en la fase clasificatoria para el Mundial de USA 1994. Un marcador que pasó a la historia y que sin duda fue la mayor demostración en la práctica de todo el ideario Maturana-Valderrama.


Aquella goleada, junto con la brillante fase clasificatoria realizada, provocó las grandes expectativas con las que la nación llegaba a aquel mundial, y de ahí la sensación de fracaso y de enorme decepción que inundó al país tras caer por aquel tristemente famoso autogol de Escobar. Incidente del juego que al poco tiempo de regresar a su le costó al malogrado central la vida tras ser asesinado a las puertas de una discoteca. La conmoción que provocó la brutal muerte de Andrés Escobar logró que el autor de la misma fuera detenido gracias a la colaboración ciudadana. Aunque el juicio sentenció que fue un acto individual provocado por un careo casual entre asesino y víctima, con el tiempo nadie duda que el cóctel de decepción nacional por la pronta eliminación con las sospecha de apuestas entre los diferentes cárteles de la drogas, que en aquella época eran los poderes fácticos del país, provocaron aquella muerte. Y es que si tiene una mancha oscura el fútbol colombiano de aquella época era la relación de los grandes señores de la droga con el fútbol. Pero esa ya es otra historia.




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