Al igual que el
Titanic, la UD Las Palmas ha ido recibiendo los serios avisos de riesgo de
colisión, haciendo caso omiso a
todos ellos hasta que ayer chocó con el iceberg de su incapacidad. Incapaz de
generar fútbol, incapaz de marcar goles, incapaz de contener las embestidas
rivales, incapaz de buscar alternativas de su juego al plan maestro, incapaz de
revertir esta situación. De nada han servido la ruptura de las rutinas
establecidas durante la semana, ni la Playa de Las Canteras ni la visita de
Miguel Ángel Ramírez han tenido el efecto buscado y deseado. La UD por 3ª vez
en el último mes ha fallado de forma estrepitosa. Tan grosera es la derrota en
Miranda del Ebro que ponen en serio compromiso la consecución del objetivo
marcado a principio de temporada.
Su no consecución supondría un auténtico terremoto en todo el proyecto deportivo. Y a día de hoy, conociendo ya
el resultado de la Ponferradina en Murcia, las sensaciones negativas parecen multiplicarse, parecen agravarse aún más todavía.
En nuestra previa
indicábamos la que considerábamos como la forma idónea de encarar este partido:
había que demostrar que se tenía ambición y carácter para sobreponerse a los
errores propios. En el once titular de la UD se despejaban todas las dudas, una
vez más se repetía esquemas anteriores con simples cambios de nombres, pero la
propuesta futbolística seguía siendo la misma, la que ya saben al dedillo como contrarrestar
cada uno de nuestros rivales. ¿Es Anduva el campo idóneo para las cabalgadas de
Thievy?¿Son éstas el primer, y mejor, recurso ofensivo del equipo? Llegado el
tramo final de la temporada la UD Las Palmas es un equipo huérfano: huérfano de
fútbol, huérfano de ideas, carente de gol, sin variantes y bajo estado de
“burnout”. Es incapaz de manejar la presión, de gestionar sus recursos ante las
adversidades y se encuentra bloqueada física, mental y espiritualmente.
El CD Mirandés fue
el ejemplo de lo que debería haber sido la UD: un equipo que salió a morder,
que imprimió intensidad al juego, supo combinar el fútbol directo que
caracteriza a los equipos del norte con uno más combinativo, buscando así
manejar los tiempos del partido. Aumentó la velocidad cuando veía flaquear a la
UD Las Palmas, y durmió el partido cuando, con tímidos intentos, el equipo de
Lobera pseudoreaccionó. Posiblemente Carlos Pouso ni en sus mejores sueños imaginó
que la UD Las Palmas le iba a ofrecer tantas facilidades de forma tan clara y
tan pronta. El penal, y posterior expulsión de Jeison Murillo, son un regalo
tan delicioso que ni el equipo de la Conferencia Episcopal sería capaz de
rechazar. Las acciones del central colombiano son tan flagrantes, tan evidentes
que sólo destapan las vergüenzas de esta UD en descomposición, incapaz, estéril
e ineficaz.
Sergio Lobera intentó,
una vez más, enmendar los errores de su planteamiento inicial pero los tres
cambios más las variantes tácticas introducidas no consiguieron el afecto
deseado, quizás ya era demasiado tarde. Y no nos referimos precisamente al
partido, quizás los tropiezos de la Ponferradina han ido retrasando una usurpación de la plaza de privilegio que a duras penas se mantenía gracias a las rentas obtenidas.
¿Qué queda ahora?, ¿Apelar al orgullo?, ¿No cejar en el empeño?. ¿A no rendirse?, ¿A intentarlo?, ¿A
reclamar a la afición su apoyo?. ¿No se ha hecho todo eso ya…?, ¿Tiene sentido el
aliento sin condición?, ¿Tiene razón la crítica despiadada?. El equipo ha
fallado, pero sólo abandonar es el sinónimo de fracaso. Sólo queda seguir luchando porque aún es posible.
Hemos habilitado en nuestra página de Facebook una encuensta para pulsar la opinión del aficionado: ¿Entrará en Play Off la UD? Pueden votar aquí.
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