Con el anuncio de los fichajes de Juan Carlos Valerón y Ángel López son diez los canteranos amarillos que regresan a la UD Las Palmas durante la presidencia de Miguel Ángel Ramírez. Y podrían haber sido algunos más si hubiesen fructificado alguna que otra negociación que terminaron en simples contactos: Carmelo, Rubén Castro, Manuel Pablo, Aythami Artiles y Pablo Sicilia entre otros. La lista de regresos la conforman Víctor Afonso, Momo, Guayre, Jorge Larena, Pedro Vega, Nauzet Alemán, Dani y Javi Castellano y los ya citados Valerón y Ángel.
En el entorno de la UD siempre se ha comentado el que sería de la UD si fuera capaz de recuperar a los valores nacidos en la cuna amarilla y que emigraron para proseguir sus carreras. Un ejercicio de fútbol ficción que siempre acaba de la misma forma: elucubrando éxitos y fútbol de alta escuela.
No obstante, hasta ahora la realidad se ha mostrado muy lejana de los sueños y deseos tanto del aficionado como del jugador que ha retornado a su casa. Los valores surgidos del semillero propio son siempre valorados y recordados con cariño cuando las diferentes circunstancias separan sus trayectorias deportivas del club que les vio nacer. Se observa, se sigue con cariño y complicidad las carreras deportivas de los canteranos por otros clubes con especial atención. Esto explica lo que sucede cuando se anuncia el regreso de uno de ellos, siempre se genera automáticamente una ilusión y se desborda la alegría. Sin embargo, las expectativas muchas veces son irreales y más altas que lo que la realidad sugiere, provocadas por la inclinación de idealizar al canterano que destacó de amarillo, triunfó fuera y vuelve a donde todo comenzó.
Aunque no se recuerda nada parecido a lo sucedido ayer con Juan Carlos Valerón, tan sólo hay que rememorar las negociaciones para el regreso de Jorge Larena. Entonces, se llevaron con especial secreto porque era el fichaje estrella que debería dar sombra sobre la noticia de la venta de Adrián Colunga. Las casi 4000 personas que dieron la bienvenida ayer al "Palanca" han marcado un hito, siendo una muestra, exacerbada eso sí, de las expectativas que generan los regresos de los hijos pródigos.
El temor al fracaso está ahí, y no son pocos los sectores que apuntan a ello cuando se hablan de regresos. Hay una máxima cinéfila que reza así: "Segundas partes nunca fueron buenas". Y aunque muchas veces ha quedado demostrado que ésta no es cien por cien cierta, en la mayoría de las ocasiones lo es. El jugador que regresa al club que lo vio nacer tiene que luchar con las expectivas generadas, cargar la presión de no defraudar a una afición que deposita en él las ilusiones para conseguir éxitos, recuperar viejos anhelos y no es una situación fácil de manejar, se carga sobre sus hombros una responsabilidad que no sólo es suya. Muchas veces una irregular, por no decir mala, segunda etapa, puede echar al traste todos los recuerdos y la imagen inmaculada que se tienen del ídolo. Desgraciadamente esta situación se ha dado mayoritariamente en los regresos que, desde que es presidente Miguel Ángel Ramírez, se han dado.
Jorge Larena dio por finalizada su etapa en la UD tras dos temporadas grises incapaz de generar el fútbol que se le presupone, preso de la ansiedad que genereba su impotencia para comandar un equipo que tiempo atrás dirigió con maestría. Ha tenido que irse a latitudes más frías para recuperar el contacto continuo con el balón, recuperar la regularidad y volver a sentirse futbolista liberado de una presión extra que le atenazaba en Gran Canaria.
Pedro Vega arribaba a su 2ª etapa como uno de los valores más estables de la división de plata con una inmaculada trayectoria en el Poli Ejido. Regresó como uno de los extremos más fiables de la categoría, y segunda etapa de amarillo ha sido una colección de despropósitos muy por debajo de las expectativas generadas, con cesión al ya desaparecido Universidad de por medio incluida. La pasada temporada ha sido impropia de un jugador de su trayectoria, fuera totalmente de los planes del técnico Lobera, su adiós al fútbol profesional no es oficial, pero se da prácticamente por hecho.
Guayre regresó a la UD Las Palmas con la esperanza de recuperar su mejor tono físico, conciliarse con el fútbol, y volver a sentirse futbolista en su casa rodeado de los suyos. Pero las continuas lesiones le impidieron repetir las cabalgadas elegantes que dejaban atrás a los defensas. Dejó destellos de calidad con sus magníficos controles orientados, algún que otro gol pero poco más. Dio un paso al costado al sentirse impotente de recuperarse físicamente y anímicamente. Mientras se debatía en el limbo futbolístico por recuperarse su segunda oportunidad de amarillo se esfumó. Hace pocos meses que colgó las botas.
Víctor Afonso, primer repatriado de la presidencia Ramírez, regresó en la recta final de su trayectoria con una edad que parecía récord que Valerón ha dejado atrás. A los 34 años regresó tras un periplo en diferentes equipos para desde la zaga aportar la experiencia y veteranía necesaria para comandar el regreso a la categoría de plata en el último descenso a los infiernos de la 2ªB. Jugó la mayoría de partidos aportando la consistencia a una defensa que logró el ascenso y la temporada siguiente la permanencia. A pesar de ello no estuvo libre de la crítica que señalaba su lentitud, falta de reflejos y edad como principales taras.
Los gemelos Castellano fueron traspasados al Real Mallorca tras declararse en rebeldía cuando recién comenzaban a destacar en el primer equipo, con muy pocos partidos, tras despuntar en el filial amarillo. Época donde los proyectos amarillos eran basados en la supervivencia económica y deportiva, donde los objetivos marcados no se alejaban mucho más allá de la 18ª posición, los Castellano quisieron irse buscando mayores y mejores cotas. Tras una etapa errática, con cesiones incluidas, en la entidad Balear regresaron hace dos veranos a la entidad amarilla. En su caso, no contaban con el respaldo mayoritario de la afición, al contrario, su desplante era un agravio aún muy reciente como para olvidarlo. No obstante, a base de trabajo y buenas actuaciones han logrado el reconocimiento de aficionados y medios de prensa. Javi Castellano fue elegido de forma mayoritaria como el mejor jugador de la temporada 2011/12 y su hermano la pasada campaña se erigió como la aparición más agradable tras apoderarse del lateral zurdo en una reconversión sorprendente.
Momo, tras su paso por clubes como el Xerez, Depor, Racing y Albacete, recaló en el mercado de invierno de la temporada 2011/12 proveniente del Betis. Desde su llegada ha sido un titular asiduo aportando mayor profundidad al ataque amarillo aunque aún no ha alcanzado las cotas de su mejor versión. La UD necesita de las asistencias, goles de media distancia y desborde que es capaz de generar. Irregular en ciertos momentos de la temporada pasada, fue carne de banquillo en un tramo importante.
Nauzet Alemán fue el fichaje estrella la pasada campaña, el jugador franquicia. Retornaba tras un paso exitoso por el Valladolid dejando en el recuerdo, goles, asistencias y actuaciones memorables. Rechazó la renovación en el club del Pisuerga tras obtener el ascenso para regresar a casa. Su viaje de vuelta estaba provocado en parte por una difícil situación personal y familiar. Desde su llegada asumió capitanía y liderazgo. Ante el micrófono y en el césped se ha erigido como el líder de un vestuario que ha dado un salto de calidad en busca de mayores cotas que trae de forma paralela más presión y exigencia. La pasada campaña dejó destellos de su fútbol a pesar de no jugar en su posición natural, no obstante estuvo bastante lejos de su mejor versión.
Ahora regresan Juan Carlos Valerón y Ángel López repitiéndose la mismas situaciones anteriores: expectación, ilusión y deseo de éxitos. Como acabe esta historia lo sabremos dentro un año aproximadamente. La ilusión se ha generado un verano más, el proyecto ha comenzado a rodar y tanto uno como otro lucen con brillo propio.
A continuación les facilitamos una tabla con las estadísticas de los 8 repatriados anteriores en la etapa Miguel Ángel Ramírez.