Con la derrota ayer ante el Atlético de Madrid se da por finalizada la pretemporada del conjunto que entrena Sergio Lobera. Una derrota ante el actual campeón de Copa, un equipo de Champions que sin realizar un gran partido demostró el sello de su técnico: competitividad, alta intensidad y compromiso con la camiseta y el escudo los 90 minutos. Y para muestra ahí está Diego Costa, que no baja ni en un amistoso veraniego su perfil polémico.
La historia demuestra de las pretemporadas que en la mayoría de las ocasiones son precipitadas, incompletas y erróneas las conclusiones que de ellas se obtienen. Aunque es innegable que son la base de la preparación física del año, el momento idóneo para realizar pruebas, experimentos que favorezcan las aparición de los automatismos tan necesarios sobre el terreno de juego. Es en esta época donde se comienzan forjar los lazos entre los nuevos fichajes y los veteranos, el momento en que la plantilla se va cohesionando, tomando conciencia de grupo con el liderazgo del entrenador, capitanes y veteranos por delante, el momento donde los jóvenes canteranos encuentran su lugar en un vestuario con roles bien definidos. Es aquí donde erradica la importancia de las pretemporadas: son la preparación en todos los aspectos de todo el resto del año.
No cometeré el error de sacar conclusiones precipitadas, pero sí que no puedo evitar pensar que no se puede llegar a ninguna conclusión en parte por la situación de provisionalidad que rodea al equipo amarillo. Se reconoce desde el club que aún quedan fichajes por llegar, y que se mantienen un compás de espera por terceras personas. Hablando en plata: hay jugadores que esperan mejores ofertas (quizás de 1ª división) antes de fichar por la UD Las Palmas, mientras apuran el tiempo del mercado estival de fichajes. Esta situación imprime un carácter provisional a todo el trabajo de la pretemporada. La pasada campaña Thievy llegó sobre la hora y se considera un buen fichaje en el balance costo/rendimiento; en el pasado lo hizo un Trashorras que se vio fuera de la competición por apurar tanto el mercado.
Precisamente desde la marcha del gallego la necesidad perenne de la búsqueda de un mediocentro creador ha marcado los periodos de fichajes en la UD Las Palmas. Este año además se suma la búsqueda del sustituto de Murillo y buscar, a pesar de las buenas sensaciones que ha dado Delev, de otro delantero con gol que, sin duda, dejan en el aire un aroma de provisionalidad que inquieta. No es tarea fácil buscar a coste cero o por un precio irrisorio un central de garantías, un medio creador de solvencia y un delantero de eficacia demostrada, es casi quimérico el objetivo.
La UD tiene una idea irrenunciable de juego aunque aún no disponga de toda slas herramientas para llevarla a cabo de la mejor forma. Sin embargo, siempre se dirá que no será mala la espera si la dicha es buena. Mientras habrá que saber exprimir la materia prima que se dispone en la plantilla y en la cantera de la UD.
