Victorias como la obtenida ayer en Montilivi por la UD Las
Palmas son las que elevan el caché de un proyecto, aportan credibilidad a unas
aspiraciones y siembran el respeto, más allá del halago protocolario, en
nuestros rivales. La UD Las Palmas ya no es sólo por su escudo, por su historia
ni por la calidad que se le presupone a una amplísima y experimentada plantilla
candidata al ascenso, lo es porque los resultados le acompañan. Si tiene chapa
de favorita lo es porque demuestra sobre el terreno de juego las suficientes
variantes y múltiples facetas que invitan a afirmarlo sin temor a equivocarse.
Apoño ©Huelva Noticias |
El encuentro una vez más tuvo dos fases bien distintas, la
1ª de un claro dominio posicional del balón de Las Palmas que no tanto del
encuentro, ya que el Girona, a pesar de alguna baja, sigue siendo un gran
conjunto con todas las herramientas propias de esta categoría que llevan a
triunfar: orden táctico, seriedad defensiva y despliegue ofensivo rápido. Tras unos primeros minutos de tanteo el
triangulo que forman Apoño con Valerón y un Masoud, que tiende al centro, se
empeñan en llevar la contraria a la Ley de Faraday (“los polos iguales se repelen,
los opuestos se atraen”) y tienden a encontrarse en una sinergia
donde la calidad, experiencia y clase de este trío de finos violinistas acaban
imponiendo su tempo a cualquier partido. Cabe destacar a un omnipresente Vicente Gómez que sin su oscura tarea de pivote de contención el trío lírico tendría más complicado tocar su partitura.
La ideas del #Loberismo permanecen indelebles: buen trato al
balón, asociación, creación, gusto ofensivo, etc. Aunque en ocasiones cueste y
se divague entre renglones de una partitura bastante clara reiterando el juego
en traslados del balón de forma horizontal sin mayor profundidad ni peligro. Y
es que este tipo de juego requiere de mucha movilidad y participación, y cuando
los encargados de realizarlo se vuelven muy estáticos posicionalmente se sufre
un cuello de botella que genera una falsa sensación de control del partido
cuando no es así. Durante muchos minutos eso le sucedió a la UD Las Palmas,
sobretodo en el tramo final de la primera parte. La imagen de esta situación era de la Apoño buscando socios
en la medular mientras transportaba el balón de un lado a otro.
Valerón traslada el balón bajo la presión de Timor +Mundo Deportivo |
No hay que preocuparse, la UD está aún en construcción como
equipo, y estas carencias aún son normales, con el paso de las jornadas cuando
los automatismos se instauren de forma natural, cuando el entendimiento entre
los jugadores sea pleno habrá una sintonía colectiva mucho más afinada que la
que existe ahora. Es importante partir de la idea de elaboración y asociación
pero ser lo suficiente laxos para buscar variantes en largo a la espalda del rival cuando sea necesario, y es en este momento cuando Apoño emerge como figura capital.
En la 2ª parte del encuentro el Girona tomó la iniciativa y
marcó un ritmo superior de juego, más eléctrico y vertical que por momento
sorprendió y superó al equipo amarillo. En este tramo del partido, una vez más, Mariano Barbosa se erigió como el guardián de las aspiraciones amarillas. Cada
jornada el arquero argentino se reivindica como el mejor en su posición en toda
la categoría, es una suerte contar
con él cuando por calidad debería estar jugando en equipos punteros de la
Primera División. En este tramo
del partido la UD replegó sus líneas superada por la intensidad del juego local
esperando en la medular las embestidas catalanas, por el contrario el Girona adelantó
líneas y dificultó la creación del equipo de Lobera realizando una presión
adelantada que logró su objetivo: ahogar al equipo amarillo. Sin dudas fueron
estos los peores minutos del encuentro para el equipo grancanario.
Lobera reflexivo durante el encuentro. +Canarias7 |
Sergio Lobera desde la banda detectó los problemas y realizó
una serie de cambios que se tornaron en vitales para el devenir del encuentro.
Cambió el apático momento de Valerón, Tato y el totalmente gris Nauzet Alemán por
la electricidad, verticalidad y ganas de reivindicarse de los Asdrúbal, Delev
y Máyor. Y aunque tardaron en verse los resultados al final se dieron. De una u
otra forma todos ellos estuvieron directamente, o indirectamente, implicados en
las 2 jugadas que acabaron en gol. Así hay que reconocerle a Máyor su excelente finalización a pase de
un Masoud soberbio. Y como no, la movilidad y verticalidad de Asdrúbal en la
jugada que provocó el penal. Todo en el tramo final del encuentro, una vez más
la UD demostrando su oficio y solvencia en la conocida Zona Cesarini.
Apuntaba Lobera en la rueda de prensa tras el partido que no
había sed de venganza en el seno de su equipo. Que un año después de la
terrorífica goleada encajada por su equipo en el mismo escenario, y a pesar que
los objetivos de ambos seguían siendo los mismos, se habían sucedido muchos
cambios en unos y otros como para engendrar dicho sentimiento. Habrá que
creerle, pero las sensaciones que transmitió el equipo, su ahínco y empeño en
obtener la victoria parecían que venían generados de un motor con más fuerza que
la simple lucha por los tres puntos en liza. La UD, y Lobera en particular,
limpió ayer uno de los borrones más groseros y recientes, saliendo de Montilivi
con la zamarra amarilla impoluta y con el pecho hinchado de orgullo. Victoria
que aporta, más que tranquilidad, una tremenda confianza.
Masoud en plena brega. +La Provincia / Diario de Las Palmas |
No olvidemos que el conjunto de Lobera aún está en plena
fase de construcción, y estas tres
victorias consecutivas están creando unos cimientos de tremenda
fortaleza de cara al futuro más cercano. El equipo amarillo aún no presenta un nivel parejo de juego en los
noventa minutos, pero tiene el oficio suficiente para cuando las fuerzas
flaquean o cuando el rival aprieta mutar en una versión que le permite seguir luchando,
quizás con menos brillo, menos lustrosa pero sí altamente efectiva. Pero ahí
radica la grandeza del proceso evolutivo que está viviendo el equipo: sin haber
dado aún con su mejor versión, está ganando con solvencia en plazas
complicadas.
La próxima semana se visita al CD Lugo en el Ángel Carro,
otro estadio que el año pasado dejó una pequeña herida abierta por el nivel
mostrado. Los de Quique Setién están avisados: no respetar a esta UD les puede
costar caro.