Atrás quedaron las dudas, los rumores, los nuevos entrenadores, el descontento general, en definitiva, atrás quedaron los malos tiempos, ahora todo son risas, sonrisas, palabras de aliento y buen rollo. Esto es la Unión Deportiva las Palmas. Así es nuestro equipo, nuestra pasión, es ese equipo al que todos le tiramos piedras en los malos momentos y al carro que todos nos subimos en los buenos.
Dejando a un lado la crítica ahora es el momento de la afición, el momento de recuperar el espíritu del insular, el momento de vestirnos con la amarilla alrededor del mundo y sentirnos orgullosos de ello.
El equipo está respondiendo, ya se parece a ese equipo que nos vendieron en pretemporada ese equipo que aspiraba a alcanzar la Primera División, con la premisa del buen juego por bandera. Sergio Lobera ha dado con la tecla, la combinación perfecta entre experiencia y cantera, entre sabiduría y corazón. Así es el equipo que ahora nos ilusiona.
Empezamos a ver la luz al fondo del túnel, empezamos a ver la barrera de nuestro objetivo, vemos un poco más cerca la primera división o por lo menos el ascenso directo. Y es aquí, justo en este momento, cuando entra en juego el jugador número 12, es el momento de la afición, de llenar el Estadio de Gran Canaria, de mostrarle al mundo que no somos una ilusión que somos una realidad.
Porque todos juntos podemos, con ilusión, ganas, paciencia y sabiduría, todos esos ingredientes que tenemos si mezclamos la juventud con la sabiduría de los veteranos, eso que conseguimos sí juntamos a Valerón y Asdrúbal, a Tana y Apoño.
Afición de la UD Las Palmas / Foto: UD Las Palmas |