Me niego ver a niños y abuelos llorar, y a padres consolar.
Me niego a ver a padres llorar, y a madres consolar.
Me niego a ver a madres llorar, y a padres consolar.
Me niego a ver llorar a una isla sin capacidad de reaccionar.
Me niego a perder la ilusión por un obstáculo que no se esperaba.
Me niego a que el año que viene no nos veamos en lo más alto.
Me niego a que ilusión compartida por una isla se desvanezca de este modo.
Me niego a que me lo arrebate alguien que no tiene ese derecho.
Me niego a pensar que nos merecíamos esto, porque no.
Me niego a pensar lo que pudo ser y no fue.
Me niego a pensar lo que pudo ser y no fue.
Me niego a que se vea esta imagen sobre nosotros, en parte reflejo de lo que hay.
Me niego a creer que la humanidad vaga perdida sin rumbo. Que no tenemos remedio.
Me niego a dar gloria a quien no la merece. Me niego a perdonar a quien no lo merece.
Mañana no sé, pasado tampoco, pero hoy me niego a ante todo.
Pero también me niego a agachar la cabeza; porque volveremos, volveremos otra vez. Esta vez será la de verdad, la buena. Y de verdad me niego a que alguien sea capaz de quitarnos nuestro sueño. Porque tú, yo, el de al lado, sabemos de quién hablo, quienes somos; de ti, que vas cada 15 días al estadio; de ti, que viajaste para ver al equipo sin ser consciente del esfuerzo físico y mental que suponía; de ti, de todos los que compartimos algo más que una ciudad.
Lo pasaremos bien, tranquilos, y es que, cuanto mayor sea la espera, mayor será la gloria. Y nuestra gloria será eterna.
Por ello, me niego a no volver a intentarlo.
Por ello, me niego a no volver a intentarlo.
Real Murcia - UD Las Palmas. Esta temporada. // FOTO: LFP |