No eran sólo tres puntos.
Se disputaba algo mucho más importante en un partido en el que pareció
que los amarillos perdieron sus señas de identidad con el cambio del color de
su camiseta. Faltó eso de lo que parecía que nunca faltaría al conjunto de Paco
Herrera. El honor, el orgullo y el coraje estuvieron visiblemente dañados en la
imagen del equipo hasta ahora intacta.
La UD Las Palmas, mi equipo y mi pasión partían como
favoritos ante un Tenerife en horas bajas. El escenario a pesar de jugar en
campo rival, era el idóneo y no sólo por la dinámica en la que venía uno y otro
equipo, sino porque el primer gol ya lo habíamos metido nosotros. No, no me
refiero a ese golazo de Momo que empala con su zurda magistral, me refiero a
esos dos mil fieles amarillos que
aportaron más color y ruido en el Heliodoro que los propios aficionados del equipo
rival en el que brilló más su mal gusto tras unas pancartas recordando aquel
fatídico 22J y ovacionando a un jugador más por sus méritos en aquel partido
con el córdoba que en los que ha hecho esta temporada como blanquiazul.
Con el pitido inicial se pudo vislumbrar que el pasado y la
trayectoria de un equipo se olvidan cuando comienza a rodar el balón. Y aunque
el gran gol de Momo puso por delante a los canariones, no fue más que una
ilusión momentánea que nos hizo creer a propios y extraños que la UD saldría
victoriosa una vez más.
La realidad fue otra bien distinta, fueron ellos quienes
salieron con una intensidad y verticalidad mayor, y fueron ellos los que se
llevaron una victoria merecida y justa. Y es que como dijo el míster “entramos con la sonrisa del que sabe” y así no
se puede ganar ningún partido.
La derrota duele por el resultado final y por la forma en la
que se jugó, pero ¿saben una cosa? No por el rival. Cierto que no eran sólo
tres puntos, pero es que nunca son sólo
tres puntos. El disgusto que tengo como aficionado en este partido, es el mismo
que tendré para el resto de partidos en los que a mi equipo le falte el honor,
el orgullo y el coraje suficientes para superar a sus rivales.
Por suerte podemos decir que esto ha sido un tropiezo, no
importa el rival. Mañana me levantaré con la misma ilusión que siempre porque
la UD Las Palmas, mi equipo y mi pasión me ha dado razones
para confiar en que recuperaremos lo que nos faltó en este último encuentro.
Contra el Tenerife no fueron sólo tres puntos, pero es que
nunca lo son….
Foto: ©Canarias7.es