Pesadilla
antes de Navidad. Líderes en solitario, el concurso de
acreedores acabado y más de 20.000 almas en el estadio. Se daban todos los
condicionantes para que la Unión Deportiva se fuera de vacaciones con tres
puntos más en la buchaca, la sonrisa en la boca y la cabeza bien alta. Más aún,
cuando tras varios saques de esquina seguidos,
Momo se percata de la mala colocación de Santamaría y consigue un gol olímpico que
el devenir posterior de los hechos convertiría en algo anecdótico. Sin embargo, a esta derrota no hay
que darle más importancia de la que tiene. La alta intensidad que han demostrado
los jugadores amarillos desde el comienzo del campeonato se acaba pagando y más
tras haber jugado antes del parón navideño seis partidos en veinte días.
Casto,
cara y cruz. El portero pacense jugó ayer un buen partido a nivel general. La lástima
fue que una mala salida en un córner propiciara el gol de Merino, hijo del ex-jugador de la U.D. Con un tanto por
debajo en el marcador, la Unión Deportiva se encontraba en una situación inhabitual
en casa y con veinte minutos para revertirla. Esta temporada, solo contra el
Sporting se habían visto en esta tesitura como locales, pero por mucho que lo
intentó esta vez no consiguió transformar en gol ninguna de sus ocasiones. Oportunidades que también tuvo en la recta final el Osasuna, que no llegó a
sentenciar gracias a las buenas actuaciones de un Casto que desbarató tres
intentonas rivales.
Roque,
solo ante el peligro. Las ocasiones navarras se sucedían
debido a que la Unión Deportiva intentó ir a por el gol del empate con más
corazón que cabeza, descuidando las marcas y sin un orden claro. El único que
puso algo de cordura al ataque amarillo fue Roque Mesa, el canterano estuvo
incansable en la lucha y muy acertado a la hora de subir el balón, pero las
jugadas que cocinaba el teldense no pudieron ser aprovechadas por sus
compañeros, los cuales acusaban cada vez más el cansancio y el esfuerzo de las
últimas semanas.
La
difícil tarea de suplir a Araújo. Asdrúbal Padrón tuvo ayer
una oportunidad de oro para demostrar que es algo más que un magnífico
revulsivo, pero el Búfalo de
Guanarteme no tuvo su noche. Como de costumbre no paró de ofrecer casta y lucha a raudales, pero su
ambición no se vio acompañada por la clarividencia necesaria para tomar la
decisión correcta en el momento preciso. Lo de colocar al canterano por el
centro lo considero otro acierto más en la cuenta de Herrera. Sin embargo, es
más cuestionable el hecho de alinearlo como única referencia arriba en vez de con un compañero más adelantado que se aproveche de su lucha y de los huecos
que abre en la defensa contraria.
Primera
derrota en casa. En nueve partidos en la isla, el conjunto
amarillo ha cosechado seis victorias, dos empates y una única derrota. Unos
resultados casi inauditos en Siete
Palmas, que convierten a la Unión Deportiva en el mejor local de la categoría, a
pesar incluso del tropiezo de ayer ante Osasuna, equipo que registraba los peores
números como visitante. Al igual que la derrota en Tenerife valió para aprender
a no subestimar al rival, la de ayer servirá para sacar fuerzas de flaqueza
cuando la ganas vuelvan a verse sucumbidas por el cansancio físico y mental. Dejando
el desliz de ayer aparte, lo importante es que tras tantos años, el Estadio de
Gran Canaria empieza a convertirse en el fortín que todos ansiábamos, han tenido
que empezar a desaparecer el Insular y las pistas para que esto sucediera.