Sufrido partido de ida y vuelta. Durante el choque de ayer hubo más emoción
y ocasiones claras que en los dos anteriores juntos. Gracias en parte, a que el
Sporting de Abelardo demostró lo que él mismo había expresado durante la
semana, que no son el equipo timorato que fue al Gran Canaria a perder
tiempo y colgarse del larguero.
Mismo resultado, mejores sensaciones. Anoche se empató por tercera
vez consecutiva, el undécimo de lo que llevamos la temporada. De los diez
primeros clasificados, solo el Sporting ha empatado más partidos que el
conjunto de Herrera. Sin embargo, el de ayer no fue un empate a nada como sucediera contra Alcorcón y Tenerife, ya que
fue un duelo vigoroso con un resultado justo ante un rival de altura apoyado
por una de las mejores aficiones del país. Tras partidos insulsos a los que al
equipo le falto luz, ayer se empezaron a recuperar paulatinamente las buenas
sensaciones, consiguiendo un punto que será más valioso aún si se gana contra
el Betis en casa.
Penalti innecesario, pero claro. Otra cosa es si se debe pitar o
no, teniendo en cuenta que no había opción a balón, pero con el Reglamento bajo
el brazo el agarrón es nítido y por ende el penalti. El Capitán ayer pecó de
inocencia en una jugada en la que su rival estaba de espalda a portería y el balón en Tunte. Independientemente de ese fallo puntual, la de ayer no fue
la mejor tarde del de Maspalomas, que tras volver de la sanción se vio algo
perdido en un partido tan abierto. Sin embargo, poco o nada se le puede achacar, y menos aún teniendo en cuenta el gran rendimiento que está ofreciendo el sureño.
Sigue habiendo un mundo entre el medio y la delantera. Al tratarse
un partido de ataques continuos sin mediocampismo alguno se notó menos, pero cuando la cosa se calmaba un poco y había que cocinar las
jugadas con más precisión se volvía a notar la poca inspiración de los pases en la medular.
Sólo al final con el Flaco y cuando Momo
se metía más por el centro, se pudo ver una mejor circulación en una zona en la
que Vicente no se movió muy cómodo, quizá por la falta de minutos durante el
último tramo. Ayer, Herrera no estuvo mal en los cambios, pero puede que se
echara de menos un medio centro organizador que pusiera algo de cordura a un
partido loco de idas y venidas. Por eso, a varios les sorprendió la ausencia de
Roque, prácticamente el único de este perfil del que dispone la plantilla.
Empate también en golaveraje particular. Por tanto será la
diferencia de goles durante toda la temporada la que decida quien estará por
delante del otro en caso de empate a puntos al final. Ahora mismo lo gana la
Unión Deportiva por tres goles. Era importantísimo no otorgarle esa ventaja al
primer rival directo con el que nos veíamos las caras por segunda vez esta
temporada, y finalmente se consiguió gracias a un empate que se fraguó con esfuerzo,
sacrificio y kilómetros.
La importancia de no empezar el Tourmalet perdiendo. Durante los
diez minutos que los amarillos iban por detrás del marcador, pensaba sobre todo
en dos cosas: el golaveraje y el palo
moral que suponía perder este partido antes de recibir al Betis. Por fortuna, el equipo reaccionó y golpeo con
dureza a un rival que lo había acorralado
durante el primer tramo de la segunda parte. Tras el gol, los de Herrera
tuvieron ocasiones para ganar, también para perder, cerrando así un empate tan
luchado como justo.
Imponente victoria del Betis. Ayer Rubén Castro acompañó el
magnífico gol de Jorge Molina con un hatrick que ponía fin a su sequía y
machacaba a un Real Valladolid que se vio superado por el huracán bético en un
Villamarín vestido de gala. El primero de los goles del isletero era el número 100
en su carrera verdiblanca. De esta forma, el Betis vendrá al Gran Canaria con
la moral por las nubes, lo cual es más aconsejable a que venga herido con el
rabo entre las piernas. Por otro lado, la derrota del Girona ante la
Ponferradina le da más valor al punto del Molinón, pero lo que verdaderamente reforzaría este buen empate, sería un golpe sobre la mesa el próximo domingo ante el Betis...
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