Dulce porque la UD fue el dueño y señor del partido ante un equipo granota que esperó agazapado una oportunidad que nunca buscó, y agrio debido a que el dominio del partido no se materializó en goles. Lo cierto es que cada partido es un mundo, y este ya es historia, una historia que acabó en empate y que ha supuesto el estreno de los de Herrera en el casillero de puntos, ya que el de goles tendrá que esperar mínimo dos semanas más al haber ésta compromisos de las selecciones. Daños colaterales de volver al olimpo de los dioses, donde ayer se bautizó un Estadio de Gran Canaria más amarillo que nunca y con un cesped en un estado deplorable.
Se afianza la defensa de cinco. La reiteración ayer de la táctica ya utilizada en el Calderón fue toda una declaración de intenciones por parte de Herrera, dejando claro que ésta no es un mero recurso de defensa contra los grandes. Dándonos la razón a los que defendemos que jugar con tres centrales y carrileros puede no ser una táctica defensiva. Ayer se pudo ver claro la certeza de la frase que el sistema no es lo que hace a un equipo defensivo, sino la forma de ejecutarlo. Al "verde" saltaron dos conjuntos con la misma disposición táctica, pero que poco tenían que ver el uno con el otro. Mientras los de Alcaraz carecieron de toda vocación ofensiva, los locales se apoyaron en los naifes que tenían por banda para darle alas a su equipo. Prodigiosa primera parte de un David Simón que demostró que su culebrón veraniego no le ha influido negativamente en su juego, todo lo contrario. En la segunda parte fue Dani Castellano el que estuvo más activo. Sin embargo, no son sólo los carrileros los que se ven beneficiados por este sistema, Aythami por ejemplo mejora su rendimiento de líbero, ya que al estar custodiado por dos marcadores sufre menos en velocidad y aprovecha mejor sus dos grandes virtudes: el juego aéreo y la salida de balón.
Hernán y Culio homenajean a Javi Castellano. Ayer el Estadio de Gran Canaria coreó el nombre del que probablemente sea el jugador más querido por muchos aficionados, el de un Javi Castellano que va a pagar de la forma más cruel el exceso de partidos que sufrió el año pasado. No obstante, las óptimas actuaciones de Hernán y Culio hicieron que no se echara de menos al ancla amarillo. Ya lo decía Herrera antes del partido, los experimentos con gaseosa. El de Zárate le dio la razón cumpliendo a la perfección en un rol que ya había ejercido en multitud de ocasiones, sobre todo en la primera temporada de Lobera. El argentino por su parte volvió a demostrar su cancherismo y maestría para proteger el cuero, añadiendo además algo que siempre se le había reprochado, mayor frescura y criterio a la hora de distribuir el balón. También es cierto que la táctica del rival ayudó, ya que al estar tan encerrado cedió el medio campo, dándoles más espacios a los tres centrocampistas de la Unión Deportiva. El tercero en discordia, Roque Mesa, volvió a aplicarse de forma infatigable en tareas defensivas, quedándole fuerzas para abrir el juego amarillo por banda cuando se disponían a atacar, aunque evidentemente sin tanta brillantez como cuando juega más liberado.
La tardanza en los cambios. A pesar del claro dominio de los de Herrera, era fácil de ver que al equipo le faltaba mordiente arriba, la magia de Viera no era suficiente y Araújo volvía a estar muy despegado del resto del equipo. Necesitaba socios que le nutrieran de más balones en posición de peligro, pero el catalán decidió apurar los cambios, que poco pudieron hacer en los escasos minutos que estuvieron en el terreno de juego. Las sustituciones no sólo fueron tardías, sino también insuficientes, echándose de menos la inclusión de un mediocentro más ofensivo que uniera más a las dos lineas de arriba. Por ejemplo, sorprende que tanto Nauzet Alemán como Juan Carlos Valerón sigan sin debutar en primera con el equipo de su tierra.
Foto portada: Quique Curbelo ©laprovincia.es