19 de octubre de 2015

EL PARTIDO DE LOS LUNES || JORNADA 8



Se augura una semana complicada en el entorno del equipo amarillo, y no hace falta mirar de reojo siquiera al “meteosat” para vislumbrar la tormenta que está estallando sobre el cuadro de 7 Palmas. Esta semana ya no valen los paliativos de siempre, ya que cuando la U.D. Juega bien y pierde, las críticas son comedidas ante la esperanza de que un buen juego nos acabe llevando hasta las victorias, pero la imagen del equipo este fin de semana en el Coliseum hace casi imposible la tarea de defender al equipo.

La semana pasada no es que tuviera necesariamente un mejor color. El momento que más escenificó la frustración del equipo, unido al traslado al sur de la isla y a los últimos malos resultados cosechados, fue la conocida trifulca en el entrenamiento entre Aythami Artiles y David Simón, que si bien es un lance sin más consecuencias en un entrenamiento diario, bien puede servir de termómetro para el nivel de presión que está soportando un equipo al que se le ve falto de ritmo y regularidad en una categoría de tanta exigencia como es la primera división.

La realidad es que ya sea en primera, segunda o segunda B, Las Palmas siempre ha estado abonada a la irregularidad, a dar la cara contra los grandes y a bajar los brazos contra los equipos que pelean por sus mismos objetivos, y tristemente parece que la cosa no va a cambiar. Lo que si cambió este fin de semana fue el sistema de Herrera volviendo a entregarle la banda derecha a Nauzet, y lo que no cambió fue un centro del campo inexistente que recuerda a Remedios Amaya cantando eso de “¿Quién maneja mi barca?” por lo excesivamente que se echa de menos a Hernán y Javi Castellano, o bien al fichaje que tanto solicitó Paco Herrera para ese puesto y que nunca llegó. Por tanto no sería de extrañar que el gran dilema del míster una semana más sea el de a quien otorgarle la dirección del equipo, más aún ante la ausencia de Culio y Wakaso por sanción.

El caso es que hay que atenerse a la realidad, y la realidad es la que los más pesimistas preveían, a Las Palmas le tocará sufrir y mucho este año para salvar la categoría y durante muchas jornadas tendremos que mirar la clasificación desde abajo. Para más inri no se nos aproximan jornadas fáciles con la llegada del Villareal al Gran Canaria (con muchas dudas aún sobre el estado del césped) y la posterior visita al Real Madrid donde nuestro margen para rectificar el rumbo del equipo parece a priori escaso, pero donde es vital para el equipo recuperar la buena imagen dada frente a Celta, Sevilla y Barcelona.

El domingo nos enfrentamos a un Villareal herido tras perder en casa frente al Celta, y eso puede ser incluso más peligroso que enfrentarnos a un equipo relajado y crecido por los resultados. Pero sea cual fuere el rival que llegue al Gran Canaria se exige un cambio en la mentalidad y actitud del equipo, el cual debe llegar para evitar pasarnos toda la temporada mirando al abismo, o vernos condenados a perder la categoría antes de que finalice el periodo liguero, un mazazo demasiado duro tras lo mucho que ha costado el objetivo de llegar aquí.




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