Se augura una semana complicada en el
entorno del equipo amarillo, y no hace falta mirar de reojo siquiera
al “meteosat” para vislumbrar la tormenta que está estallando
sobre el cuadro de 7 Palmas. Esta semana ya no valen los paliativos
de siempre, ya que cuando la U.D. Juega bien y pierde, las críticas
son comedidas ante la esperanza de que un buen juego nos acabe
llevando hasta las victorias, pero la imagen del equipo este fin de
semana en el Coliseum hace casi imposible la tarea de defender al
equipo.
La semana pasada no es que tuviera
necesariamente un mejor color. El momento que más escenificó la
frustración del equipo, unido al traslado al sur de la isla y a los
últimos malos resultados cosechados, fue la conocida trifulca en el
entrenamiento entre Aythami Artiles y David Simón, que si bien es un
lance sin más consecuencias en un entrenamiento diario, bien puede
servir de termómetro para el nivel de presión que está soportando
un equipo al que se le ve falto de ritmo y regularidad en una
categoría de tanta exigencia como es la primera división.
La realidad es que ya sea en primera,
segunda o segunda B, Las Palmas siempre ha estado abonada a la
irregularidad, a dar la cara contra los grandes y a bajar los brazos
contra los equipos que pelean por sus mismos objetivos, y tristemente
parece que la cosa no va a cambiar. Lo que si cambió este fin de
semana fue el sistema de Herrera volviendo a entregarle la banda
derecha a Nauzet, y lo que no cambió fue un centro del campo
inexistente que recuerda a Remedios Amaya cantando eso de “¿Quién
maneja mi barca?” por lo excesivamente que se echa de menos a
Hernán y Javi Castellano, o bien al fichaje que tanto solicitó Paco
Herrera para ese puesto y que nunca llegó. Por tanto no sería de
extrañar que el gran dilema del míster una semana más sea el de a
quien otorgarle la dirección del equipo, más aún ante la ausencia
de Culio y Wakaso por sanción.
El caso es que hay que atenerse a la
realidad, y la realidad es la que los más pesimistas preveían, a
Las Palmas le tocará sufrir y mucho este año para salvar la
categoría y durante muchas jornadas tendremos que mirar la
clasificación desde abajo. Para más inri no se nos aproximan
jornadas fáciles con la llegada del Villareal al Gran Canaria (con
muchas dudas aún sobre el estado del césped) y la posterior visita
al Real Madrid donde nuestro margen para rectificar el rumbo del
equipo parece a priori escaso, pero donde es vital para el equipo
recuperar la buena imagen dada frente a Celta, Sevilla y Barcelona.
El domingo nos enfrentamos a un
Villareal herido tras perder en casa frente al Celta, y eso puede ser
incluso más peligroso que enfrentarnos a un equipo relajado y
crecido por los resultados. Pero sea cual fuere el rival que llegue
al Gran Canaria se exige un cambio en la mentalidad y actitud del
equipo, el cual debe llegar para evitar pasarnos toda la temporada
mirando al abismo, o vernos condenados a perder la categoría antes
de que finalice el periodo liguero, un mazazo demasiado duro tras lo
mucho que ha costado el objetivo de llegar aquí.