Los amarillos pusieron fin al año del ascenso a primera con una engañosa
goleada en casa ante el Granada, en un partido que entre las lesiones, los
goles y el agresivo juego visitante, no le faltó de nada.
Durante los primeros quince
minutos no hubo señal alguna de la Unión Deportiva en ataque gracias a la
incesante y férrea presión del equipo nazarí. Sin embargo, no tuvieron la
primera ocasión clara de gol hasta pasado
el primer cuarto de hora, cuando –tras
un error de Vicente- Edgar casi bate de tiro cruzado a un Javi Varas que
consiguió despejar a córner. Anteriormente los de Sandoval ya habían
empezado a aplicarse con excesiva dureza, siendo como de costumbre Hernán el
mayor damnificado de los jugadores amarillos. La segunda oportunidad de los
visitantes no tardó en llegar, pero esta vez fue Garrido quien desbarató la
intentona rival. Por si fuera poco, antes de llegar a la media hora de juego,
Setién tuvo que mover el banquillo y sustituir a Hernán por David García, que
se retiró con una lesión entre el gemelo y el sóleo derecho que aumentaba la
maldición de los centrales y no hacía augurar una buena noche a los locales.
No obstante, aparecieron Tana y
Viera para cambiar el signo del partido con sus respectivas baritas mágicas.
Fue en una espléndida jugada en banda izquierda tras un tuya y mía de los canteranos cuando el de La Feria asistió hacia
atrás al 24 amarillo, el cuál colocó
el balón en el fondo de las mallas con la inestimable ayuda de Biraghi, que elevó
el esférico antes de entrar por el palo derecho de Andrés Fernández. La jugada
del gol trajo consigo un daño colateral, la lesión de William José, que tuvo
que abandonar el terreno de juego antes del descanso. En su lugar tuvo que
entrar Sergio Araujo, que había arrastrado durante toda la semana molestias en
el muslo. Con este histriónico panorama, pero con el marcador a favor, concluyó
la primera parte en el Estadio de Gran Canaria.
Tras la reanudación, Sandoval sustituyó a Nico López por Rochina
para intentar darle la vuelta al partido. Sin cumplirse todavía los cinco
minutos de la segunda parte, la Unión Deportiva conseguía anotar el segundo gracias
a una magnífica jugada que comenzó con un centro con rosca de Vicente en banda
izquierda. El balón lo tocó lo justo la espuela de Viera para que
posteriormente Araujo controlara y fusilara sin piedad al meta granadino. Sin
embargo, ya se sabe cuánto duran las alegrías en casa del pobre, porque a los
pocos minutos el venezolano Peñaranda volvía a poner emoción al encuentro tras
una asistencia del recién ingresado Rochina, momento que fue aprovechado por
los analuces para realizar su segundo cambio. El Granada conseguía de esta
forma reengancharse al partido, lo que les dio alas para apretar más y seguir
aplicándose con dureza en labores defensivas, siempre con el beneplácito del
colegiado. Poco faltó para que Foulqier pusiera el empate, pero David García
frustró con rápidez la ocasión. Los visitantes apretaban, pero se volvían a
encontrar con la figura del Gran Capitán, que esta vez arrebataba con polémica
el balón a Peñaranda cuando se disponía a disparar a portería.
Cuando parecía que íbamos a tener
otro final de infarto, Robert Ibañez derribó inocentemente dentro del área a
Wakaso en una jugada que no entrañaba mayor peligro. Viera no falló y
transformó con suspense el penalti, consiguiendo así sentenciar el partido,
otorgándole a la afición amarilla la última alegría de un año inolvidable. La
impotencia de los jugadores visitantes era palpable e hizo que Biraghi fuera
expulsado por doble amarilla. Finalmente y cuando parecía que iba a quedar así
el partido, Lombán hizo en propia puerta el cuarto tras toparse con su hombro
un pase de la muerte de Araujo. De esta forma, la Unión Deportiva cosecha una
victoria excesivamente abultada a la vista de lo que sucedió en el verde, pero no por ello inmerecida, consiguiendo así salir del descenso.