La Unión Deportiva mostró una notable mejoría en su juego con respecto al anterior encuentro, oponiéndose al rival con mayor contundencia y realizando una presión que durante la primera mitad secó a todo un Sevilla. Con el paso de los minutos, los amarillos acusaron el esfuerzo y el Sevilla asedió la portería de Varas hasta conseguir la victoria.
La alineación propuesta por Setién daba dolores de cabeza a los más escépticos antes del comienzo del encuentro, pero en lo que a la primera parte se refiere, los jugadores amarillos realizaron un buen papel, sin tener la profundidad necesaria para llegar con mayor peligro a la portería sevillista.
La defensa estuvo correcta salvo en el gol de Banega. Con la bajas de Simón y Castellano, la retaguardia amarilla planteaba dudas entre los aficionados, pero el hecho es que tanto D. García como Garrido hicieron un partido bastante serio.
Por el centro, Aythami y Bigas estuvieron contundentes en el cruce y muy atentos a los balones que los medios del Sevilla surtían a Gameiro. La vuelta a los terrenos de Bigas ha sido como si nunca se hubiera ido, puesto que está al mismo gran nivel que cuando empezó la temporada, dando una seguridad más que necesitada en defensa.
El error que marcó el partido y del que no sólo la culpa la tiene la defensa, puesto que casi todo el equipo se encontraba en el área, fue la jugada del gol de Banega. Las Palmas tiene el "mal de recular", esto es, el hecho que ante una jugada dentro del área en el que hay más futbolistas amarillos que blancos, los jugadores dan pasos hacia la propia portería dejando que el rival piense y haga todo lo que quiera sin oposición.
El centro del campo duró lo que estuvo Roque. La presión, recuperación y consiguiente contraataque fue llevada magistralmente durante el primer tiempo por el centro del campo amarillo. Roque estuvo omnipresente, conduciendo el balón cuando debía, descargando en zonas despobladas y siendo capaz de no dejar pensar al rival cuando tenían el balón. Su salida la notó el equipo.
Por su parte Wakaso estuvo en su línea, garra, potencia y decisión en el choque, a lo que sumó una mayor precisión y tranquilidad para dar pases y su capacidad para subir la banda sin descanso.
Por delante Tana, fue uno de los que mayor participación tuvo en la primera parte, pues robó numerosos balones, generando contras que podrían haber sido peligrosas de no ser por sus faltas de precisión a la hora de asociarse con los de arriba o la propia conducción atolondrada.
La delantera se asoció bien hacia atrás pero le faltó profundidad hacia la portería. Jonathan Viera fue el jugador que más desequilibrio demostró en los amarillos, y sus continuas combinaciones con sus compañeros dieron lugar a un futbol vistoso al que le faltó tirar más a la portería rival.
El Zhar estuvo menos activo que en otros encuentros, preocupado más en ofrecer una salida de balón desde atrás que en irse hacia la meta de Sergio Rico.
Willian José fue una isla arriba. Trató de jugar de espaldas a portería, aguantando el balón hasta la llegada de sus compañeros, pero echó en falta que le surtieran más balones para rematar o la espalda de la defensa sevillana.
Una vez más, los cambios de Setién tarde. A los diez minutos del comienzo de la segunda mitad, a los amarillos ya se les veía signos de fatiga, mientras que el conjunto andaluz ya había introducido dos cambios en ataque.
Todos sabemos que no tenemos el fondo de armario que posee el Sevilla, pero lo cierto es que los canarios necesitaban uno o dos jugadores de refresco para aguantar las acometidas sevillanas y tener alguna opción a la contra.
Así pues, al cambio obligado por lesión de Roque, se le sumaron Nili y Araujo, este último cuando ya los amarillos no tenían opciones reales de igualar el encuentro, tras haber encajado el segundo gol y con el equipo más preocupado en no encajar el tercero que en ir a por el primero.
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