El
niño se levantó y recitó un poema horrible en clase mientras el
profesor, un hombre gordo y visceral, le increpaba porque se había
saltado las normas impuestas para el ejercicio, días atrás. El niño
estaba temeroso y algo acobardado hasta que la miró: la niña
sonreía levemente, con cierto orgullo en los ojos; sabiendo que
aquel poema surgido del infierno iba para ella. Y allí, en ese
instante, aquel muchacho flaco y con el pelo revuelto, supo que había
ganado el partido. Poco le importó ya el resto; simuló una falta,
leyendo a trompicones, canchero como Culio y se dejó llevar
por aquellos ojitos azules que lo tenían loco mientras el gordo cada
vez estaba más mosqueado. En ese instante creyó conocer el amor.
Estaba orgulloso; había sacado los tres puntos de aquella lectura.
Victoria fuera y para casa.
Hay
días también en los que es posible ganar en una fiesta en casa de
tu amigo el ligón, conseguir un teléfono o una charla agradable y
un vaya-usted-a-saber-qué pasará, es una victoria indescriptible;
magia como empatar inesperadamente en Bilbao con Vicente llegando en
segunda línea y Tana a botepronto. Magia como Viera con el tacón
dándosela a Willian José para que marque ante Claudio Bravo
aunque la prensa nacional o tus amigos, los celosos, digan que Dani
Alves no-se-qué o que ellos no estaban interesados en esa chica
preciosa; eso es, ahí está la gracia. En eso consiste el juego.
Tocar y mover; tocar y mover, adaptarse a las circunstancias, a las
pretemporadas hechas sobre la marcha, a las planificaciones de
plantilla que no parecen muy planificadas, a los campos de
entrenamientos sin porterías, tocar y mover, tocar y mover y no
cesar en el empeño, manteniendo la idea, con el teléfono de la
chica en la agenda a buen recaudo.
Ganar
en Eibar, trabajando bien, siendo serios en la semana más anegada de
todo el curso es una bocanada, una luz a la que aferrarse, un volver
a creer, un seguir creyendo, o un creer de cero, según cada cual, a
gusto del consumidor. Sírvase bien frío, pero no consuma más allá
de las doce, que incumple el régimen interno del club, por favor.
La Unión Deportiva Las Palmas ha ganado su primer partido fuera de casa en todo el año y todo es hermoso, aunque llueva fuera de esta casa, en el mundo, y nosotros miremos por la ventana porque nos gusta observar el enfermar del cielo y saber que detrás de la cortina gris, tras el biombo de nubes, esta el sol, la luz, Jonathan Viera, Tana y Roque guiándonos.
A por el Getafe, a por los tres puntos. Es hora de que nosotros, como Caroline, no hagamos caso del ruido y vayamos juntos hacia la luz, hacia la permanencia.