10 de marzo de 2016

EL MADRID TAMPOCO FUE SIEMPRE GOLIATH



Si bien los duelos frente al Real Madrid en el antiguo Estadio Insular no revelan una estadística favorable como en el caso del F. C. Barcelona, no es menos cierto que los merengues también han besado la lona hasta en nueve ocasiones en sus visitas a la isla de las cuales, por ser las más recientes y por sus abultados marcadores, se guarda especial recuerdo del 4-3 cosechado hace ya casi treinta años (29/03/1986) y del inolvidable 4-2 logrado ya en el presente siglo (03/10/2001) frente al Madrid de Zidane y los galácticos que poco después se proclamaría campeón de la Champions League.

Y es que si entre las dos últimas victorias amarillas en la isla transcurrieron quince años, una vez transcurrido el mismo lapsus temporal desde 2001 nos encontramos en el momento adecuado para repetir la hazaña este domingo en el remozado Estadio de Gran Canaria. Los merengues llegan a Gran Canaria con un Cristiano Ronaldo en su mejor momento de la temporada, aunque con el cansancio que supone haberse jugado la clasificación para los cuartos de final de Champions en el día de ayer frente a la Roma. Por este motivo se espera que el técnico francés reserve a alguno de los jugadores teóricamente titulares en un partido que le enfrenta a un rival infinitamente inferior en presupuesto, pero lanzado en lo anímico tras haber cosechado tres victorias seguidas en el torneo doméstico. Precisamente el camino de estos últimos partidos, en el que podríamos incluir los disputados frente a Sevilla y Barcelona, es el que hay que seguir para poder hacerle daño a un Madrid que fuera de casa no pinta tan fiero como en el Bernabeu desde la llegada de Zidane al banquillo.

Y para conseguir lo que para algunos es inalcanzable, que mejor que mirarnos en el espejo de aquellos dos grandes partidos en los que la parroquia amarilla se deleitó con el dulce aroma que deja vencer al invencible. Se jugaba la jornada 31 de una temporada 1985-86 en la que el Real Madrid era claro dominador hasta el punto que finalmente se alzaría con el campeonato con 11 puntos de ventaja sobre el F.C. Barcelona. La Unión Deportiva, en cambio, luchaba por la permanencia - al igual que ocurre actualmente -, objetivo que lograría por un estrecho margen de dos puntos sobre un histórico Valencia que caería ese año al pozo de la Segunda División. En aquel Real Madrid se conjugaban la juventud de una quinta del Buitre que empezaba a abrirse hueco con la veterania de jugadores contrastados como Camacho, Santillana o Hugo Sánchez - que quedaría pichichi de la liga con 22 goles -. Por el bando amarillo también desfilaban algunos míticos jugadores como el portero Pérez, Sergio Marrero, Juanito o el goleador Koke Contreras.


Koke Contreras conseguiría dos goles en aquella inolvidable noche
La primera parte acababa con un triste 0-0 que no vaticinaba lo que finalmente ocurriría en el segundo periodo. Poco después del reinicio, en el 52, Narciso adelantaría a los locales para delirio del Estadio Insular. Sin embargo, tres goles del Madrid en 13 minutos - Dos de Cholo y uno de Butragueño de penalti - darían la vuelta al marcador hasta un punto que parecía irrevocable. Pero la locura ya se había apoderado del partido y la reacción amarilla llegaría con furia. Dos goles de Contreras y Santís ponían el empate en el marcador en sólo dos minutos, 82 y 84. Y cuando ya parecía que el empate era un resultado más que aceptable a la vista del desarrollo del encuentro, el colegiado andaluz Joaquin Ramos Marcos pitaría un penalti a favor de los locales en el minuto 87. Koke Contreras fue el encargado de transformar la pena máxima y provocar que el Estadio se viniese abajo celebrando una victoria tan épica como inesperada y que ponía a los amarillos en una posición privilegiada para lograr la ansiada permanencia.



                             Vídeo resumen de la victoria por 4-3 (29/03/1986)

La otra gran noche para recordar fue la del 3 de octubre de 2001. Aquel Real Madrid, mucho más globalizado tras la entrada en vigor de la Ley Bosman, visitaba el Insular en la sexta jornada de la temporada 2001/02, la última de la U.D. en primera antes del regreso en 2015. Aquel equipo, bautizado como el de los Zidanes y Pavones, tenía en sus filas a cracks de la talla del propio Zidane, Casillas, Hierro o Raúl y venia dirigido por el actual seleccionador español Vicente del Bosque. En las filas amarillas destacaba la presencia de la cantera, con jugadores que empezaban a despuntar como Alberto, Angel López - actualmente en las filas amarillas -, Jorge Larena o Rubén Castro

El Real Madrid no había empezado bien la temporada - que finalmente acabaría en cuarta posición -, mientras que la Unión Deportiva transmitía buenas sensaciones, manteniéndose casi todo el año fuera de los puestos de descenso. Al contrario que el encuentro citado anteriormente, este partido empezó de manera eléctrica desde el principio. Pablo Lago adelantaría a los locales en el minuto 8 a pase del mítico Orlando. Munitis, a la media hora de partido, pondría las tablas pero, un minuto después, Losantos Omar pitaría pena máxima a favor de la U.D. que transformaría de manera magistral Jorge Larena batiendo al ya internacional por aquel entonces Iker Casillas.


Josico disputa un balón en aquel encuentro con el hoy entrenador del Madrid Zidane. @laprovincia.es
Pero al filo del descanso el hoy entrenador de los blancos, Zinedine Zidane, transformaría de manera excelsa un libre directo ante el que nada pudo hacer Nacho González, volviendo a empatar el partido para los suyos. Para la segunda parte quedaría el delirio. Un jovencísimo Rubén Castro con 19 años, que había sustituido a Orlando en el 64, batiría otra vez a Casillas in extremis a pase de Alberto en el 75, y ya en el descuento volvería a hacerlo, esta vez de cabeza, para dejar el definitivo 4-2 en el marcador. Con la hazaña conseguida el optimismo se dispararía entre los aficionados amarillos, los cuales pudieron guardar un inolvidable recuerdo en una temporada que acabó de manera trágica para su equipo.


                               Vídeo resumen de la victoria por 4-2 (03/10/2001)

Como vemos, los sueños están para cumplirse y por ese motivo no debemos dejar de ser optimistas de cara al partido del domingo, en el cual corremos el dulce riesgo de volver a vivir escenas de desvarío como las vividas en 1986 y 2001 ante la consecución de lo que algunos previamente calificaban de quimera. A nuestro favor juega la apuesta de juego que propone Setién, la cual ya hemos podido comprobar que no sufre ninguna variación en función del escenario ni del rival, y el posible exceso de confianza con el que visiten Gran Canaria Ronaldo y compañía. Hagamos todos fuerza para que la noche del domingo pueda ser recordada dentro de quince años por otro columnista como yo que apele a la épica nuevamente ante otro duelo en primera frente al equipo de la capital.




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