Así se quedaron los aficionados amarillos en la noche de hoy. Partido más que digno ante el todopoderoso Real Madrid, sobre todo en un segundo tiempo en el que se hiceron méritos más que suficientes para conseguir un empate que acabó llegando, pero con la misma que vino se fue.
Volvía el Real Madrid a Gran
Canaria quince años después del único gol de falta de Zidane con la camiseta
blanca, y lo hacía con casi todas sus estrella en el verde. Los amarillos por
su parte comenzaron el encuentro bien ordenados, pero con más tímidez de la
habitual. Sin embargo, no dudaban en aprovechar los espacios que concedía el
Madrid hasta realizar su primera aproximación en el minuto siete por la banda
de Momo. Sólo tres minutos despúes llegaría la primera ocasión clara del
partido, en la que Modric regaló el balón a los de Setién, pero el disparo de
William a quemarropa se topó con Navas.
Cumplido el primer
cuarto de hora, Casemiro recibió la primera amarilla del envite por agarrar a
Montoro. Transcurría el partido con una UD más arropada atrás de lo normal dada
la envergadura de un rival que no terminaba de controlar del todo el partido. No
obstante, nunca le ha hecho falta dominar para hacer daño a su adversario. Tal
y como sucedió en el minuto 24, en el que Ramos remató magistralmente en el
primer palo y exento de marcaje un córner sacado por Isco. Saque de esquina, no
del todo necesario, provocado por el capitán amarillo tras un remate de
Cristiano a pase entrelíneas de Modric que desbarató Varas. El Madrid hacía honor
a su pegada, primera llegada y primer gol.
Con el marcador en
contra, los de Setién no tiraron la toalla e intentaban armar jugadas con parsimonia
y la posesión como bandera. Apunto estuvo Bigas de sorprender a Navas al
rematar de cabeza un córner sacado por Montoro, pero el balón se marchó por
encima del travesaño. Precisamente el valenciano recibió tarjeta por una entrada
a destiempo a Casemiro, el otro jugador amonestado hasta el momento. Poco más sucedió
antes del descanso, Nili lo intentaba con más corazón que cabeza, mientras los
blancos aprovechaban los espacios que concedían los locales al irse arriba. Los
de Setién plantaban cara y achicaban balones cuando Modric ponía a funcionar a los suyos, como en
la última aproximación del primer tiempo, en la que Lemos despejó un centro de un incisivo
Carvajal por banda derecha.
El cántabro decidió
empezar el segundo tiempo con un cambio de cromos -Dani Castellano por Garrido-
en aras de darle mayor profundidad al costado izquierdo de los amarillos, los
cuales retornaron al terreno de juego presionando bastante arriba y dispuestos a
no dar el partido por perdido. Encuentro que se empezaba a embarrar tras un choque
fortuito entre Montoro y Cristiano que acabó en saque neutral. Los amarillos
dominaban, pero no terminaban de culminar sus ocasiones por culpa de un
providencial Keylor Navas. Primero ante William José que recuperó el cuero
gracias a su lucha incesante, y después en un remate forzado de Nili tras una
gran jugada de Momo por la izquierda. El de la Feria fue el mejor de los
amarillos durante la noche de hoy, una constante pesadilla para unos blancos que
sólo se aproximaban a la meta de Varas con tiros lejanos, como uno de Bale que
casi sorprende al sevillano. Precisamente un
paisano del guardameta fue el siguiente protagonista, el colegiado Fernández
Borbalán, que se equivocó al pitar cesión en un rechace de Arbeloa que acabó en
las manos del costarricense tras tocar levemente en El Zhar. Los de Setién no
supieron aprovechar el regalo del árbitro, pues Casemiro sacó con la puntera el
remate de Viera.
Se hacían méritos de sobra para conseguir un empate que parecía que no iba llegar,
mientras Setién ponía toda la carne en el asador sacando a David García por un
Sergio Araujo que fue recibido con pitos por los aficionados amarillos. Tres
minutos antes del final del partido, llegó la locura a la grada con el gol de
William José en una jugada en la que - tras un error de Kovacic- Momo centró
para que el brasileño batiera al meta madridista por alto. Sin embargo, es bien
sabido por todos lo poco que duran las alegrías en casa del pobre. A los dos
minutos Bigas consiguió salvar una embestida blanca, pero el balón se fue a
córner y de éste salió el definitivo tanto de Casemiro que cogió a la zaga
amarilla dormida, celebrando aún, un empate que apunto estuvieron de
conseguir. Cumplido ya el tiempo reglamentario, Ramos vio la segunda amarilla
poco antes de que el árbitro pitara el final de un choque vibrante en el que
poco faltó para rascar un punto que hubiera sido más que merecido, pero no
pudo ser.