El defensor abandona la UD Las Palmas tras un paso aciago por el primer equipo donde jamás pudo lograr su plaza y así poder confirmar las buena expectativas depositadas en él tras su excelente periplo por la cadena de filiales.
Verano de 2014, UD Las Palmas tras el 22J, Paco Herrera toma las riendas de una Unión Deportiva que había logrado quitarse la depresión de encima en una catarsis colectiva, en un convencimiento pleno en que el fútbol le debía un ascenso al equipo amarillo. En una pretemporada ilusionante que acabaría en el deseado ascenso, aquel verano suponía la gran oportunidad de un puñado de canteranos que tras lograr el ascenso a 2ªB con Las Palmas Atlético lograron disputar la promoción de ascenso a Segunda División la temporada siguiente.
Aquella hornada de jugadores luce nombres bien conocidos como Roque Mesa (reincorporado del Atco Balerares) , David Simón o Tyronne, pero también los de Jesús Valentín y Carlos Gutiérrez. Los dos tinerfeños eran los centrales de aquella plantilla que había logrado la gesta y que formaba una pareja pétrea en la zaga y que se compenetraban a la perfección. Para ambos había mucho en juego pues, se sabía que uno de ellos lograría la ansiada 4ª plaza de central en el primer equipo tras Aythami Artiles, David García y Marcelo Silva. En toda las quinielas partía Carlos Gutiérrez como el gran favorito pero acabaría siendo Valentín quien, con su planta física y desplazamiento de la pelota convenció a Paco Herrera para quedarse en el primer equipo.
Este fue el punto de inflexión de Carlos con la UD Las Palmas. Ya sin acomodo en Las Palmas Atlético, que se había rejuvenecido incorporando a varios jóvenes de las categorías inferiores, se le buscó una cesión que le beneficiara. Esta llegó quizás de forma tardía y poco madurada, pero acabó llegando a una semana del fin del mercado y en una plaza, a priori, apetecible como uno de los equipos más fuertes de la categoría. El Leganés de Asier Garatino ya estaba prácticamente formado y la llegada del canterano sirvió para apuntalar el fondo de armario, pero rara vez tuvo las oportunidades necesarias para mostrar su fútbol. En Butarque sólo pudo jugar nueve partidos repartidos entre el inicio y el final de la temporada, por medio un yermo competitivo.
Verano de 2015, si ya lo tuvo difícil con el equipo en 2ª, ahora con Las Palmas en 1ª División y sin haber podido demostrar nada en su cesión, su deseo de quedarse en el primer equipo era una quimera. Paco Herrera y el club le invitaron a buscarse el equipo, pero en en un situación extraña e incómoda (que tratamos en su debido momento), el jugador se quedó sin equipo y sin ficha en la plantilla de Herrera. Desde la secretaría técnica de la UD Las Palmas se señaló al jugador y su representante como los culpables de la situación al sólo aceptar cesiones a posibles equipos de la 2ª división negando tajantemente toda la posibilidad de competir por un equipo de 2ªB.
Los 5 meses sin competir hicieron mella en la convicción del jugador y en el mercado invernal acabó aceptando su salida como cedido a un histórico como el Real Burgos. En El Plantío al fin Carlos encontró su espacio y se hizo rápidamente con la confianza del técnico haciéndose un fijo en el once titular (17 partidos en media temporada). Tras acabar su cesión, regresó a la disciplina amarilla pero su destino estaba marcado. Un completo desconocido para Setién, seguramente los informes del área técnica sobre lo acontecido hace ahora justo un año le hayan negado cualquier posibilidad .
Un triste epílogo para uno de los protagonistas del último ascenso a la división de bronce de Las Palmas Atlético. De estar llamado a formar en el eje de la defensa amarilla a marcharse por la puerta de atrás sin llegara a debutar en el primer equipo.
Foto portada: ©UDLasPalmas.es
