La UD Las Palmas y el Real Madrid empataron a dos en un encuentro disputado y que se decantó en los últimos minutos. Muy buena imagen de los amarillos que consiguieron igualar el duelo dos veces seguidas.
La UD, tras el mal partido intersemanal en San Sebastián, llegaba al Gran Canaria con ganas de jugarle de tú a tú a un coloso como el Real Madrid y especialmente en la primera parte, lo hizo. Hubo tramos de cierto dominio amarillo; no tan llamativo como otros días, pero muy meritorio si tenemos en cuenta el rival. El Real Madrid tenía la lección aprendida y siempre, ya sea por medio de Modric o Asensio acudían a tratar de frenar al faro Roque Mesa y, durante los primeros veinte minutos de la primera parte, a grandes trazos, lo consiguieron. Fue ahí, en ese momento cuando surgió la figura de Tanausú Domínguez, siempre pendiente para ayudar en la salida y, ahí, asociándose con Viera y Momo, la UD empezó a creer que se podía.
Una arrancada de Nacho culminada con un tiro cruzado, provocó que Varas parase, pero que el rechace quedara manso para Asensio. Era el minuto treinta y tres. Cinco más tarde, Tana, el ommnipresente Tana, aprovechó un balón colgado a Livaja para, tras recibir con cierta comodidad, marcarle a Kiko Casilla.
La segunda parte empezó con una nefasta noticia. Jonathan Viera, el jugador más diferente y más especial que tiene la UD se lesionaba - en principio pareció que recaía de la lesión que lo ha tenido recuperándose las últimas semanas- y, obviamente, el equipo lo notó. Las posibilidades de salir con el balón jugado, como tanto gusta a Setién y a sus muchachos, contaba con una pieza fundamental menos y el juego de ataque se resintió. La UD un poco por decisión propia y otro poco, obvio, por empuje del Real Madrid, se vio agazapada y a merced de un equipo madridista que, sin abrumar, sí contó con opciones para marcar. Fruto de esas internadas, un tiro de Cristiano Ronaldo parado por Varas, como en el primer gol, llegó a Karim Benzema que, tras rechace, marcó el segundo después de llevar cuatro minutos en el campo.
Pero lo mejor, la guinda de un partido muy serio de la Unión Deportiva Las Palmas estaba por venir. Tana, en el minuto ochenta y cinco y tras un partido memorable, corrió a por un balón que se perdía por saque de banda tras un centro que se fue largo y llegó. Y ahí, en ese hecho, se dibujaba la sonrisa en toda Gran Canaria. Nadie lo esperaba, no había mucho que hacer ahí, pero a los buenos siempre hay que esperarlos. Tana centró y Vicente, de profesión llegador, acolchó el balón con su cabeza para asistir a un Sergio Araujo que entraba en carrera y, ante la salida de Kiko Casilla, tiró a reventar. El disparo, mordido, pudo ser despejado por Ramos en línea de gol, pero el héroe del ascenso, -cada vez se parece más- aseguró el gol y llegó el jolgorio.
Hacían falta un par de ataques más del coloso blanco para que la fiesta fuera completa, en especial un remate de Isco, solo, en el punto de penalti que se fue fuera. La sombra de Casemiro planeó por Siete Palmas, pero esta UD sabe sufrir, encajar y resistir de pie. Un puntazo, en definitiva.
Hacían falta un par de ataques más del coloso blanco para que la fiesta fuera completa, en especial un remate de Isco, solo, en el punto de penalti que se fue fuera. La sombra de Casemiro planeó por Siete Palmas, pero esta UD sabe sufrir, encajar y resistir de pie. Un puntazo, en definitiva.