Así se quedó el aficionado
amarillo tras el pitido final del colegiado en el Sánchez Pizjuán. Los de
Setien -sin hacer su mejor partido- aguantaron las embestidas rivales sin pasar
grandes apuros hasta que, a falta de cinco minutos, el valenciano Martinez
Muniera acaparó el protagonismo inventándose un penalti que sólo existió en su imaginación. Este error seguramente fue producto de una alucinación
provocada por el fuerte calor que azotó la capital andaluza durante la tarde de
ayer.
Eficacia
casi inaudita. Al igual que en Mestalla, la UD no
terminó de encontrar ayer su característico juego de toque y elaboración a
fuego lento pero revoltoso, sobre todo durante una segunda parte en la que
estuvo totalmente desaparecido a nivel ofensivo. Sin embargo, a este equipo le
cuesta mucho menos perforar la portería contraria que en ediciones anteriores.
Esta vez fue Tana el que reapareció tras su lesión para debutar este año con un gol de
bella factura que, hacía olvidar de golpe y porrazo las consabidas ausencias
de El Príncipe y El Rey. Aparte de la calidad que atesoran los atacante
amarillos, uno de los motivos del buen registro anotador de la UD durante estas tres jornadas es la mayor rapidez en
las transiciones ataque-defensa, lo que propicia llegar a la zona de tres
cuartos en una nítida situación de superioridad, habiendo menos margen para la
especulación.
Roque
tiene un valor especial. Si la guagua amarilla va a mayor
velocidad es gracias al gran estado de su motor Made in Telde. El canterano se
pegó ayer un partido del quince, nunca mejor dicho. Demostrándole así a los
hispalenses de lo que es capaz un jugador que vale algo más de lo que ellos
estuvieron dispuestos a pagar en verano. Afortunadamente, el Sevilla no se
llevó a Roque por ganso, por el que si se acercaron a pagar lo que la UD
demandaba por su cerebro. El teldense fue sin duda el mejor de los suyos, dando un recital de pases, conducciones y autopases (aunque errara en el tercero de los que intentó). Manejando
una vez más el timón de una nave que esta vez no llegó a buen puerto debido al abordaje imprevisto del corsario de negro, ayer de rosa.
El
orden táctico lo aguanta todo, bueno casi todo.
El juego amarillo ayer se evaporó durante el segundo tiempo, en el cual tocó ponerse el mono de faena y capear el temporal con oficio, solidaridad defensiva y orden táctico hasta que Martínez
Muniera quiso. Nunca les podremos agradecer lo suficiente a Setién y Eder el
trabajo que están haciendo con unos jugadores que no hace mucho tendían
asiduamente a despistarse en labores defensivas. Haciendo que sean capaces de
aguantar la concentración durante un asedio tan constante como el sufrido durante la segunda parte de la contienda tras la entrada al campo de Vitolo. El internacional de San Cristóbal es
un extremo como la copa de un pino y un amarillo de cuna al que más de un
desalmado se le ocurre confundir la profesionalidad con su incuestionable amor
al equipo que le vio nacer como futbolista, ni caso.
Foto portada: © LFP. Fuente: www.laliga.es