Como diría el bueno de Chicho, eso es lo más positivo de la victoria de ayer, los tres puntos que se quedan en la isla. Obviamente, no siempre se puede jugar bien, de ahí la importancia de ganar cuando esto no sucede, un lujo que sólo suele acompañar a los equipos grandes. Unos gigantes con los que la UD se podrá codear durante una jornada más gracias al triunfo contra los malacitanos. En un partido tosco y por ende poco atractivo para el espectador, los de Setién supieron resistir y aguantar lo que antaño eran incapaces de soportar: no tener el balón y salir indemnes de ello. Haciendo bueno el gol de penalti de Momo, el cuál acabó con las medias bajadas y los gemelos subidos. Ayer todos se desfondaron, lo que propició que los de Juan de Ramos llegaran mejor al final del partido e intentaran penetrar la muralla amarilla en reiteradas ocasiones, muchas veces sin éxito y el resto sin fortuna. Gran partido a nivel general de una zaga en la que Lemos reemplazó con solvencia al Gran Capitán.
Bigas colosal. No se me ocurre un adjetivo más apropiado para sintetizar el partido del mallorquín. Es cierto que nos tiene acostumbrado a rendir siempre a un gran nivel, pero lo de ayer fue asombroso. Estoy seguro que hubo un ex-portero amarillo que tomó buena nota y subrayó su nombre en su lista de seleccionables, dentro de la cual se encuentra desde hace tiempo el central de la UD. Se anticipó a todos los balones por tierra, mar y aire, no titubeó para sacar a los suyos de situaciones comprometidas y volvió a darle salida al cuero como sólo él sabe, con la elegancia de un vals y la energía de un rock&roll. Su solvencia sólo es equiparable a la serenidad con la cual realiza sus labores, irradiando seguridad y calma a todos sus compañeros. Si ya estaba difícil su renovación, tras el choque de ayer se complica aún más.
Retornó el príncipe, pero echamos de menos al Rey. Con menos posesión y más espesos cuando tenemos el balón, así es la vida sin Jonathan Viera. La zona de tres cuartos se encuentra desangelada sin el monarca de La Feria. Ayer se le añoró para dirigir unas contras en las que hubo escasez de chispa e ideas. Es verdad que el Málaga apretó muy bien en el medio del campo, anulando a Roque de manera magistral e impidiéndole surtir de balones a los suyos. Sin embargo, no es menos menos cierto que cuando se empezaba a cocinar una jugada no sabíamos como continuarla: El Zhar estuvo voluntarioso y por momentos descarado, Livaja desacertado y Tana inmerso en su pretemporada particular. Aún así, un mero destello del de San Crístóbal ilumina hasta la panza de burro del día más gris de julio.
Un Málaga que dará que hablar. Sobre todo si tienen paciencia para no desistir en su idea en los malos momentos, como el que están pasando tras dos derrotas y sendos empates. A pesar de perder, el Málaga ayer dio un paso adelante en cuanto a juego se refiere; la rapidez de jugadores como Jony -una auténtica pesadilla para los locales durante la primera mitad- se complementa muy bien con la calidad de jugadores como el Chory Castro o Charles. Estoy seguro que el poderío físico de los blanquiazules les hará estar mucho más cómodos conforme vaya transcurriendo el campeonato. Sólo tienen que tener calma y esperar a encajar todas sus piezas, de las cuales muchas de las importantes son nuevas, entrenador incluido. Si la UD acaba compitiendo por algo más que la permanencia, es probable que los andaluces intenten arrebatarnos la gloria. Eso sí, prohibido hablar de esto hasta alcanzar la madurez de los cuarenta, ya "sólo" faltan 31. Pasito a pasito, ahora a encarar en Donosti el ecuador de La Semana Fantástica que concluirá con una nueva versión de Bienvenido Mr. Marshall, aunque últimamente nos estamos acostumbrando a verlo desde más cerca.
