Partido de ida y vuelta con dos tiempos dignos de analizar de forma
independiente. El primero de claro dominio visitante, superioridad que se reflejó en el marcador gracias en parte a las imprecisiones atrás de unos
amarillos que tampoco atinaban a desenmarañar el marcaje individual que Berrizzo
les había preparado. Afortunadamente la
segunda parte fue otro cantar, consiguiendo igualar heroicamente los
tres goles que habían recibido antes del descanso con tantos de Bigas, Viera y
Boateng. Noche aciaga para Raúl Lizoaín que falló en los dos primeros goles de los vigueses.
Tras unas tímidas acometidas de
los amarillos, el Celta se puso enseguida por encima en el marcador con un
centrado lanzamiento directo desde la frontal de Wass. Tocaba remar con el viento en contra desde el
minuto cinco, cuando una concatenación de errores propició el tanto del danés.
Primero Bigas cometió una evitable infracción a Iago Aspas para que
posteriormente el balón pasara por la izquierda de una barrera incorrectamente
colocada por Raúl y finalmente se colara
por el medio de la portería del de Escaleritas. Avivando aún más el debate de
la portería.
Sin embargo, no iba a tardar en
caer más leña en el fuego. Después de diez minutos en los que los de Setién buscaban
exentos de frescuras abrir grietas en la muralla celeste, un pase de Sisto por
encima de la defensa amarilla encontró a Aspas y cogió a Bigas fuera de sitio.
El delantero vigués no perdono e hizo el
segundo de excelsa vaselina, no sin la ayuda de un Raúl que volvió a errar
saliendo muy escorado y dejando su arco totalmente al descubierto.
Los de Berrizzo, con el viento a
favor, cada vez se veían más cómodos en el campo. Sin grandes alardes, pero
espartanamente colocados en defensa y sin contemplaciones a la contra. La UD persistía en intentar llevar la iniciativa
con la posesión como bandera, pero sin la clarividencia necesaria para filtrar pases entre líneas que pusieran en dificultades a la defensa rival.
Desgraciadamente el refrán no
tardó en cumplirse, llegando el tercero de los vigueses en el minuto 21 tras un
pase al hueco de Orellana a Aspas que marcaba al primer toque el segundo en su
cuenta particular. Todo con el beneplácito de una indolente defensa amarilla
que dejó vendido a un Raúl que, aunque se quedó a media salida, poco podía hacer esta vez.
El tercero en poco más de veinte
minutos fue un señor mazazo para unos amarillos que no llegaron a tirar entre
los tres palos hasta el minutos 28 con un centrado disparo lejano de Viera
que no supuso mayor problema para Sergio. No tardarían en volver a intentarlo desde lejos, esta vez
con un disparo seco con algo más de peligro tras una jugada en la que Tana se
llevó a cuatro defensores celestes. Justo antes de cumplirse los primeros
cuarenta y cinco minutos, David García hizo sudar por primera vez en la noche
al guardameta visitante en la ocasión más clara de los de Setién en la primera
mitad. Así llegó el partido al descanso, con un contundente tres a cero que
reflejaba de forma fidedigna lo acontecido en el verde: una fehaciente fragilidad
defensiva sólo comparable a la inoperancia arriba de una UD más horizontal que
nunca.
La segunda parte de la contienda
comenzó igual que finalizó la primera, con una clara ocasión de El Gran Capitán de disparo cruzado desde la frontal tras un pase de Tana. Sin embargo, el
balón se marchó por el flanco derecho de Sergio. Toda una declaración de
intenciones que dejaba claro que no iban a darse por vencidos fácilmente. A los
pocos minutos, Bigas consiguió acortar distancias al cabecear una falta lateral
lanzada por Viera. El meta celeste -que poco trabajo había tenido hasta el
momento- no estuvo afortunado en la salida al intentar interceptar el cuero antes que rematara el balear.
A punto estuvieron los gallegos
de neutralizar el gol amarillo, pero el palo se alió con éstos para repeler un
disparo de Radoja tras otra gran jugada de Aspas. No se hizo esperar la réplica
local con un disparo lejano de Viera que vaticinaba lo que iba a ocurrir a
continuación…
Vicente Gómez abandonó el césped en
beneficio de un Marko Livaja que, nada más entrar al terreno de juego recibió
un pase en la frontal y cayó en el área
rival tras ser derribado por Sergi Gómez mediante una falta dudosa en la zona
limítrofe, pero que en cualquier caso comenzó fuera de la
misma por muy poco. El defensa celeste fue expulsado al ver la segunda amarilla
y Viera no perdonó y materializó la pena máxima. Insuflando aire fresco a los
suyos con un tanto que empezaba a
vislumbrar la luz al final del túnel. Iluminación que acabó apareciendo pocos
instantes después gracias a un chispazo de magia del de La Feria. El 21 abrió magistralmente en banda a
Macedo con un gran pase entre líneas que el brasileño supo corresponder con un
centre al área. Boateng remató en carrera con dificultades y puso las
tablas en el marcador.
La UD siguió intentando culminar
la remontada con tanto corazón como cansancio acumulado, lo cual propició imprecisiones
en ambos conjuntos. Imprecisiones que a punto estuvieron de decantar la balanza
tanto por un lado como por el otro. La última ocasión la tuvieron los vigueses
en un disparo al larguero de Marcelo Díaz en el que Raúl volvió a salir a por
uvas. Afortunadamente el balón no entró y la UD consiguió un punto que pocos
podían esperar al descanso. Todo gracias a una gran segunda parte que no debe maquillar el hecho de llevar seis jornadas sin ganar y empates en casa de forma consecutiva.