El futbolista del Real Club Deportivo Español de Barcelona, Víctor Sánchez, se quejó en rueda de prensa de lo "molesto" que le resulta tener que viajar un día antes a Gran Canaria, tras un vuelo de tres horas, para jugar un partido de fútbol.
Ya es cansino el comentario. Y el aburguesamiento del futbolista profesional que juega en el siglo XXI sobre un césped que es una alfombra persa comparada con las superficies de hace no mucho, apenas 5-10 años. Cuyo esfuerzo físico está monitorizado por un ordenador que le dice cómo dosificarse. Que trabaja en equipos cada vez mejor preparados desde el punto de vista tecnológico y humano para hacerle la vida más fácil al jugador, cuidando su salud y su estado de forma física. Nutricionistas, psicólogos, "coaches" para lo mental, lo deportivo y hasta lo metafísico. Hablando mal y pronto: que son unos pijos. Unos niños mimados. Y no pretendo faltar el respeto a nadie, no lo tomen como insultos.
"Es muy incómodo un viaje de 3 horas de vuelo teniendo que pasar noche fuera". Un viaje. Una vez al año, para visitar a la Unión Deportiva Las Palmas. Que se ha ganado el derecho a jugar en la máxima categoría, como los otros 19 equipos. Como los diecinueve viajes que tiene que hacer el equipo amarillo fuera de casa, cada quince días, a destinos a menudo sin vuelo directo (aunque ahora como hay más perras pillamos vuelos "chárter", lo cual me parece fantástico). ¿Qué falta de empatía no? ¿Y quizá también de respeto por su parte?
Más que el comentario en si, me afecta el agravio comparativo. Sobre todo si los contraponemos a aquellos años en 2ªB, cuando los equipos que coincidían en el "grupo canario" protestaban con razón, teniendo unos presupuestos más que modestos, por el hecho de tener que pagar muchos viajes a las islas, con hospedajes incluidos. Imagínense para equipos como el Moscardó o la Asociación Deportiva Santa Ana, tener que desplazarse durante la temporada para jugar contra la Unión Deportiva, el CD Maspalomas, la UD Gáldar, el CD Mensajero, el Tenerife B... Hablo por ejemplo de las temporadas 93-94 y 95-96. Y para todos estos equipos canarios con presupuestos de 2ªB, tener que viajar 16 veces a península, a Madrid o Barcelona para después tener trayectos en guagua* de 3, 4 o 5 horas, tras bajarse del avión. A los equipos canarios nos afectaba siempre. Para favorecer a los equipos peninsulares, nos cambiaban de grupo casi cada año que nos tocó jugar en "el pozo".
También podemos compararlo con los equipos Champions. Nunca he escuchado comentarios del estilo "es incómodo un viaje a Moscú de 4:45 horas para jugar un partido". O que sea una contrariedad un vuelo Barcelona-Eindhoven de 2:30 horas. O a Munich, Dortmund, Glasgow. Jugando partidos en sábado, luego martes o miércoles, para volver a jugar de nuevo el siguiente fin de semana. ¿Dónde está la diferencia entonces? ¿En la "entidad" del equipo contrario? ¿En la importancia de la competición? Es muy difícil ir a coger lapas sin mojarte las canillas. Más bien imposible.
Sí, creo que el que un futbolista actual diga que "es incómodo viajar tres horas para jugar un partido de fútbol" hoy por hoy carece de sentido. Y que en buena medida, puede representar una falta de respeto hacia el equipo contrario por la ausencia de empatía y también porque, sinceramente, viven como reyes. Desde luego con esa actitud hace 10 o 15 años no habrían llegado nunca a jugar en la élite.
*Autobús o autocar en Canarias.
Foto de portada: RCD Espanyol
