En GradaCurva.com decidimos, desde el primer instante en que Quique Setién anunció que no renovará con la UD Las Palmas y que abandonará el club al finalizar su contrato el próximo 30 de junio, dejar pasar el tiempo para realizar nuestra valoración de una forma sosegada y no dejarnos llevar por las sensaciones más primarias y superficiales que al primer momento emergen.
Pulsamos la opinión de cinco miembros de GradaCurva.com, hablan Roque Olsen, Román Pérez Glez, Alejandro Arbelo, David Díaz y Fran Artiles.
La pregunta es clara: ¿Qué les ha parecido a nuestros redactores la noticia de la marcha de Quique Setién?
Era inevitable
La UD Las Palmas no está estructuralmente ni deportivamente preparada para que un profesional como Quique Setién ocupe el puesto de entrenador en un proyecto a largo plazo.
El principal problema estructural del club no es carecer de una ciudad deportiva, ni unas instalaciones de entrenamiento acordes a la primera división (que también). En lo que respecta a lo sucedido en estos últimos meses con Setién, lo que se ha desmoronado son los cimientos internos, la raíz ética y profesional de una serie de jugadores movidos exclusivamente por su ego.
Esa frase acuñada por el técnico cántabro de "ninguno de nosotros es mejor que todos juntos" quedará única y exclusivamente por un tiempo simbolizada en un vinilo del túnel de vestuarios. Pero me temo que de ahí no pasa. En la plantilla hay varios jugadores que piensan que son mejores que el grupo, que tienen que jugar siempre y que esto no dependerá nunca de su profesionalidad dentro y fuera del campo. El principal problema es que durante mucho tiempo han encontrado apoyo (y por tanto refuerzo a sus conductas) en una directiva que ha perdonado casi todo.
Setién no ha sido capaz de controlarlos porque se ha encontrado solo en este sentido. Araujo, Viera, Aythami e incluso Livaja han sido señalados (en el caso del argentino de manera pública y jurídica). Y otros tantos que han acabado fuera del club y que ahora andan aprovechando micrófonos y reportajes varios para lanzar dardos contra el todavía entrenador amarillo.
Setién ha demostrado ser un gran estratega, pero también ha dejado claro con su manera de trabajar que su principal preocupación es la gestión del grupo. Por eso quiere plantillas cortas. Por eso ha querido quitarse de encima a los conflictivos. Y por eso necesita y reclama más control y mayor peso en otros departamentos. Cinco años de contrato con la imposición total, sin voz ni voto, de nuevos fichajes a los que nunca se les mira el lado extradeportivo, han hecho de esta renovación un imposible.
Con Setién se va una gran oportunidad para hacer de este club algo realmente grande en todos los aspectos. Queda el reto de intentar cambiar el signo de los que vienen por detrás, educando a los jugadores del filial en el rigor, la profesionalidad, el compañerismo y el más estricto espíritu deportivo.
Un error
Considero un error que la UD no haya logrado ponerse de acuerdo con Quique Setién. Ambos formaban un binomio maravilloso, una pareja que nos ha dado el empaque perdido, una unión que nos hizo poder ilusionarnos en apenas año y medio.
Hay cosas que no comprendo; no resulta muy creíble proponerle a un entrenador 5 años de contrato y por otro lado no darle mayor libertad en la toma de decisiones que incumben al 100% en su trabajo. No entiendo, por ejemplo, cómo trasciende que, de estar un número concreto de jornadas en descenso, ese acuerdo largo se rompería; no tiene sentido lanzar ese mensaje y el de que lo quieres amarrar durante 5 años. Por supuesto que si las cosas van mal el contrato se rompe, siempre ha pasado, eso es obvio, pero publicarlo, insinuarlo, dejarlo a entrever no concuerda con ese mensaje de matrimonio. Me caso contigo, pero si no estoy de acuerdo con algo más adelante nos separamos, le dijo nunca un novio a una novia antes del enlace.
Setién merecía tener una mayor capacidad de decisión en la UD porque en la UD contemporánea nunca un entrenador caló tan hondo en jugadores y en aficionados. Ejemplos como Tana, Vicente, Roque sirven para ilustrarlo. Por Quique Setién sí merecía la pena abrir un poco la mano en la dirección deportiva.
El cántabro llegó con una idea de juego y se marchó con ese mismo mantra. Vendrá otro, -volveremos a ilusionarnos, seguro-, pero nunca será lo mismo.
El fin de un proyecto
por David Díaz Cáceres
No se va un entrenador, se va un proyecto de futuro. Un míster que podía haber sido el primero en la historia de la UD en aguantar un lustro completo en el banquillo (el que estuvo más cerca de conseguirlo fue Sinibaldi del 71 al 75). No vi a Roque Olsen, tampoco a Molowny, ni a Heriberto Herrera, pero en mi treintena recién cumplida no recuerdo a ningún preparador amarillo con tanta repercusión en el juego de los suyos. No olvidemos que cogió un equipo a la deriva y sin una idea clara de juego e hizo que resurgiera mediante la filosofía del balón que siempre ha caracterizado a ambos. Un hombre sensato y coherente, pero sin pelos en la lengua, capaz de llevar la estabilidad y la calma a un club propenso a vivir en la tormenta.
Esto no quiere decir que fuera perfecto, ni que el que venga no lo pueda hacer igual o mejor, pero es cierto que la idiosincrasia y el organigrama del club no le ha permitido continuar en una ciudad donde era feliz. El cántabro no pretendía ser el amo y señor de la entidad ni llevar las arcas del club, simplemente delimitar su parcela y confeccionar la plantilla según su criterio. Privilegio que en mayor o menor medida no se le suele dar a muchos entrenadores en España, pero que se había ganado con creces. Siempre he defendido el modelo del manager inglés, quién alinea debe tener al menos un voto de calidad a la hora de decidir quién viene y quién se queda -así como las consecuencias a los actos de los que están- es de sentido común, precisamente lo que Setién representa. Muchas gracias y mucha suerte Quique.
Una pena
por Alejandro Arbelo
Todo en la vida tiene fecha de caducidad, también en el fútbol. No obstante, lo que funciona o nos da las prestaciones adecuadas, mantiene su vigencia. Esto es precisamente lo que habría que considerar para el caso del entrenador cántabro. A mi juicio, el ciclo de Quique Setién en U.D. aún no se había agotado...
La memoria es frágil y ya pocos recuerdan aquella U.D. que, tras regresar a la élite, estaba en todas las quinielas para volver a Segunda. Su fútbol era aguerrido y posicional, llegando a contarse hasta cinco zagueros en los onces del bueno de Paco Herrera...Setién propició el cambio; un mayor reconocimiento de la U.D. en el espejo y la chispa adecuada en el equipo y en determinados jugadores (hoy referentes). Nada más llegar, generó una simbiosis perfecta y propuso un estilo de juego en sintonía con la filosofía del club y la esencia del jugador canario de siempre. Toque, posesión y fantasía para conservar la categoría recién estrenada. Toque, posesión y fantasía para levantar la admiración del planeta fútbol y poner el foco mediático sobre la isla. ¿Toque, posesión y fantasía para, de su mano, volver a Europa o para seguir siendo los grandes animadores del torneo? Ya no lo podremos saber (salvo milagro de última hora)...Esa es la obra inconclusa que deja el míster, muy a su pesar (y al mío propio)...
Se habló estos meses de la pretensión de Quique Setién de tener una mayor influencia en los órganos de decisión del club, de ampliar el vínculo varios años, de mayores emolumentos para él y sus colaboradores, o de suavizar ciertas cláusulas extintivas del contrato...Mucho se escribió sobre una negociación en la que, probablemente, las dos partes tuvieron culpa de su publicidad. Lo cierto, en suma, es que para muchos de nosotros, Setién merecía el esfuerzo...Y es que el fútbol es un entrenamiento. Y en eso de entretener y divertir, nadie como la U.D. Las Palmas de Quique este año...Lo dicho, una pena.
Un paso atrás difícil de enmendar
La contratación de Setién fue rápida y casi por sorpresa, se barajaban otros nombres (Gorosito o Brindisi eran los mejor colocados a ojos de Ramírez), pero la dirección deportiva apostó por él. Llegó a la UD con el equipo en puestos de descenso y con un futuro que se atisbaba muy gris, por no decir totalmente negro. Su idea tardó en cuajar, no fue llegar y besar el santo, pero cuando lo hizo Las Palmas se volvió un equipo reconocible y con un estilo remarcado que además era respetuoso con la herencia histórica del club. Y, a excepción de Lemos y Montoro, que llegaron en el mercado invernal de 2016, con la misma plantilla que Paco Herrera. La UD deslumbraba, sorprendía a propios y extraños, cosechando la permanencia con casi 5 jornadas de antelación.
La expectativas puestas en Quique Setién y Eder Sarabia no sólo se cumplieron sino que, además, superaron hasta las expectativas más optimistas. Pocos recuerdan ya que el año pasado su renovación por otra temporada más, la actual en curso, ya fue tortuosa, se prolongó en el tiempo más de lo deseado porque Setién consideraba, tal como ahora, que habían cosas que se debían mejorar. Las condiciones de su renovación obviamente mejoraron respecto a las de su contratación pero habían cosas que se escapaban de su control y que, de una manera o de otra, influían directamente en su trabajo.
Situaciones que dieron en pretemporada, como la renovación de Aythami hasta 2021 sin ser el técnico consultado, o la sorpresa del cántabro al conocer en plena rueda de prensa que los gemelos Castellano acababan contrato y que además la renovación se presentaba difícil (a día de hoy aún siguen sin hacerlo). Si ya se sentía poco importante en la confección de la plantilla, sus peticiones no eran del todo escuchadas: Willian José marchó a San Sebastián, Boateng es fichado a pesar de mostrarse reticente su llegada, Livaja no era el tipo de delantero que buscaba y así algunas más.
Setién es un tipo con los suficientes conocimientos técnicos, deportivos y humanos para ser algo más que simple alineador, mucho más que un mero entrenador de la materia prima que pone a sus disposición el club. Siente la necesidad de formar parte activa del proyecto deportivo en otros ámbitos más allá de Barranco Seco y el Gran Canaria. Tener voz y voto en la confección de la plantilla no es querer ser omnipresente y todopoderoso, como desde algún púlpito interesado se ha querido dejar caer. La solicitud de ese poder conlleva una responsabilidad y una exigencia que el propio Setién estaba decidido a asumir con mucho gusto. Hasta ahí llegaba su compromiso con la UD Las Palmas.
Su figura va más allá de todo el circo que muchos han querido montar con las cifras de su contrato, los años a renovar o los whatsapps que se intercambiaban y que han sido utilizados como objetos arrojadizo y fango para ensuciar una imagen impoluta de un profesional íntegro y transparente. El cántabro no ha tenido reparos en contestar y defenderse de todas las noticias y filtraciones interesadas que ha sentido como un ataque a su profesionalidad y a su ámbito personal, sin tener reparos en hacerlo en la mismísima radio oficial del club.
Por esto último, tanto Setién como Sarabia, han acabado siendo incómodos, son transparentes y directos, son gente del norte, siempre van de frente.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
En nuestro twitter hemos realizado una encuesta pulsando la opinión del aficionado respecto a la marcha de Quique Setién. Los resultados son abrumadores.