La UD despidió la era Setién en casa dando la cara, a su manera, mejorando el juego infame de los últimos días. Arrancó el equipo con el ánimo subido que siempre trae consigo la visita de los gigantes a una casa humilde como es la amarilla. Encaró bien el equipo, de entrada, el partido y pareció tutearle, de algún modo, el esférico al dueño por antonomasia de éste en los últimos años en el fútbol europeo. La UD, con un idea similar, adoleció de pegada, la que le sobra al FC Barcelona en la primera parte que, sin querer, en un pestañeo de sus genios ya iba 0-2 con dos buenas acciones individuales, dos toques de genios que son lo que vale millones. El primer gol arrancó con un taconazo bestial de Sergio Busquets que dejó atrás la presión grancanaria y liberó el esférico para Iniesta que vio solo a Suárez y éste, ante Varas, cedió a Neymar que marcó a puerta vacía. Tres minutos después, Neymar dio un pase al espacio a Suárez que cruzó el balón con un toque preciso ante la salida de Varas. Un pestañeo, un toque, una delicatessen, que explican la diferencia entre ambos equipos.
Pero antes de que todo esto ocurriera hubo una jugada determinante. Un pase de Viera al espacio, en el albor del duelo, a Jesé provocó que éste, que encaraba a ter Stegen fuera derribado por Digne y el árbitro, José Luis González González, no expulsó cuando parecía evidente que así debía haber sido. La excusa arbitral es un lugar común y el resultado del duelo no lo marca esa acción porque la diferencia entre ambos es sideral, pero sí que es una cuestión reseñable.
La segunda parte fue un calco de la primera. La UD salía con brío y el Barcelona sesteaba, con la tranquilidad del resultado, sabedores de su superioridad. Los amarillos mejoraron, la imagen -confirmado- ya era otra y hubo algunas llegadas con peligro. Una de esas acciones acabó en gol de Bigas en una llegada en segunda línea tras un pase de Boateng y galopada previa de Momo. Y el Barcelona, dejó el sesteo, volvió a jugar y marcó dos goles, sin despeinarse, superiores, cuando quisieron. Neymar, en partida doble firmó su hat trick y así acabó el duelo. Confirmando su inmensidad, controlando el tempo del partido, como si de un termo de una ducha se tratara; ahora más caliente, ahora más frío.
Acaba el periodo Setién en el Gran Canaria, lugar donde el equipo cimentó la permanencia sumando una derrota que era probable ante un coloso. La 2016-17, en el Estadio de Gran Canaria, ya es historia.