Hacia Gran Canaria se dirige un insaciable ogro de casaca rayada en rojo y blanco que no ha parado de devorar puntos en cada visita a la isla de los Guanartemes. Como Atila, conquistando y arrasando, sin piedad. Ni un mísero balón pateado por un futbolista amarillo en Siete Palmas ha podido besar las mallas que protege el cancerbero de un Atlético de Madrid comandado por el sempiterno Diego Pablo Simeone.
Complicada tarea afronta la Unión Deportiva para estrenar su casillero de victorias ante su socio co-autor de
uno de los fichajes más rocambolescos que se recuerdan en la historia del fútbol patrio: Víctor Machín Pérez
“Vitolo”.
Vitolo no estará ante el Atlético de Madrid.
El Atlético de Madrid, fruto de la sanción impuesta por la FIFA que le impide inscribir jugador alguno hasta enero de 2018, apenas ha mutado respecto al que vimos en la temporada anterior. Su plantilla ha envejecido un año. Y su plantilla ha madurado un año. Por un lado, el DNI futbolístico de los Juanfran, Godín, Luis Filipe, Gabi o Torres se acerca a su fecha de vencimiento. Por el otro, llegó la hora de los Correa, Carrasco, Lucas, Saúl o Giménez.
Estamos pues ante un Atlético invariado y al mismo tiempo cambiado, como el gato de Schrödinger. No hay caras nuevas, cierto, pero en este Atlético 2017/2018 la sabia nueva regirá con mayor protagonismo el destino del club.
Como decíamos la temporada pasada e
l Atlético de Madrid plasma sobre el verde todo lo que fue su entrenador durante su carrera: rocoso, comprometido, con un sentido táctico innato y un juego aéreo fabuloso. Quizás no haya conjunto europeo que refleje tan bien lo que pide su técnico como el conjunto rojiblanco. Tanto es así, que el “Cholo” sigue careciendo de lo mismo que carecía como jugador: fantasía, último pase, imaginación, generación de juego, impacto en área contraria. Sigue sin dar con la tecla para encontrar un ataque arrollador, que se sienta protagonista, que lleve siempre el peso del partido. El Atlético no juega “como un equipo pequeño” como el aficionado de a pie suele achacarle –dominar partidos desde una defensa infranqueable es elogiable-, pero tampoco ha terminado de atreverse a imponer su ley en ambas áreas.
El Atlético de Madrid, fiel reflejo de su entrenador.
Con dudas como la de Filipe Luis –tocado- y bajas como la de Griezzman –sancionado dos partidos por insultar al árbitro- es probable que el conjunto colchonero salga con un once formado por Oblak; Vrsaljko, Giménez, Godin, Lucas; Saúl, Gabi, Koke; Carrasco, Correa, Torres. Sin embargo, recién comenzada la temporada, con varios jugadores lejos de su mejor nivel y sin un equipo titular definido, Simeone podría dar la alternativa a hombres como Gaitán, Thomas o Vietto.
La paciencia será clave para la UD si quiere afrontar el reto de batir a una de sus bestias negras.
El castillo de Simeone no caerá a cañonazos, si no quitando piedra a piedra los muros que interpone entre Oblak y los rivales. Con Las Palmas volcada en campo rojiblanco y la defensa amarilla despoblada es donde el Atlético va a sacar jugo. Cualquier detalle, ya sea una mala salida de balón o un marcaje poco correoso en un balón parado puede ser el germen de otra victoria colchonera. Balón, calma y fortuna como ingredientes fundamentales.
No obstante, no todo iba a ser deprimente e irrefutable.
El Atlético tiene carencias defensivas -fundamentalmente en las bandas- y sufre ante ataques rápidos. Juanfran está a años luz de su mejor nivel, por lo que creemos que Simeone utilizará al croata Vrsaljko. Lucas hará de parche ante la más que probable ausencia de Filipe Luis, que tampoco está en su cenit. Lamentablemente, la “cortesía” impedirá que Vitolo se aproveche de esta circunstancia por la izquierda y la ineptitud arbitral hará lo propio para que Halilovic desborde por la derecha. Queda por tanto encomendarse a Hernán Toledo y Momo, que salvando las distancias guardan similitudes con los teóricos titulares de Las Palmas.
De las botas de Viera podrían nacer las mejores oportunidades de la Unión Deportiva.
En el centro del campo el movimiento del esférico debe ser frenético.
Desarbolar a la segunda línea de flota de Simeone es prácticamente imposible si los Gabi, Koke o Saúl son capaces de seguir el ritmo del balón. En otras palabras, no le valdrá a la UD con un tempo ‘seteniano’ –en referencia al ritmo pausado que se imponía con el técnico cántabro-. El once de Márquez debe ser rápido en la elaboración y coordinarse con Jonathan Calleri, esperando que el argentino explote los escasos espacios que se generen a la espalda de la Doble G atlética.
Por otra parte, comentamos en líneas previas que el Atlético carece de chispa e imaginación en punta de lanza, por lo que viven mucho de los errores no forzados del rival. Correa y Carrasco quieren, pero lo hacen con una frecuencia inferior a la deseada para un equipo top 5 de Europa. Importante pues no autogenerar errores en salidas, pases hacia atrás o marcajes fallidos.
Afronta pues la UD un reto mayúsculo, ante un rival complicado y en un momento extraño. A pesar de ello, un debutante en la categoría como el Girona ‘casi’ lo logra, por lo que no es algo inaccesible. Una victoria sería como maná en el desierto para un equipo que rezuma tristeza desde hace demasiados meses.