Carlos Moreno Chavanel | Después de lo visto ayer en el Estadio de Gran Canaria, se hace difícil dar algún apunte más sobre el equipo amarillo y prácticamente imposible sacar algo positivo. El repaso del Celta a la UD Las Palmas es más de lo mismo que advertimos el pasado mes de agosto ante el Atlético de Madrid y el esperpento que presenciamos frente al Leganés (y yo que pensaba que era el peor partido de la UD en años…
Desde aquel partido ante el conjunto madrileño han pasado 23
días, con la dimisión de Manolo Márquez, el fichaje de Ayestarán y la
infructuosa al Camp Nou entre medias. ¿Ha mejorado en algo la situación? No, ni
mucho menos. Ayer era el día para despertar, después de intentar quedarnos con
la imagen en la primera mitad de Barcelona, pero no, el inicio de partido fue
un espejismo y el final una pesadilla.
Tengo que reconocer que la alineación no me disgustó. Pensé
que si el entrenador había dejado tantos teóricos titulares en el banquillo era
por una cuestión física, en cambio, los que salieron no demostraron querer
jugar en este equipo. Vimos a un Momo muy apático y escaso de balance
defensivo, a un Borja Herrera sobrepasado durante todo el encuentro y a un
Hernán sin ninguna capacidad de sobrepasar líneas. En definitiva, el mismo
equipo de Manolo Márquez que esperaba en todo momento un pase milagroso de
Jonathan Viera, que nunca acaba de llegar.
A esto hay que añadir la falta de visión del nuevo
entrenador en los cambios. Quitas a dos laterales para intentar entrar por
dentro a un equipo con 10. Vamos, lo que viene siendo todo lo contrario a abrir
el campo y generar llegadas por fuera a un equipo con inferioridad y que se iba
a replegar para aguantar el 0-3. Así le fue y encima fueron capaces de hacer
dos goles con un jugador menos. De traca.
¿Cambiará esto con Remy, Vitolo, Vicente y Dani titulares?
Espero que sí, pero creo que el problema es bastante más profundo.
Sigo opinando lo mismo que plasmé
en este artículo el pasado 27 de septiembre. Durante todo este 2017 se ha
actuado con una improvisación impropia de un club profesional, que últimamente
está más preocupado en gustar en la península por sus movimientos fuera del
campo que por contentar a su masa social. Fichajes a coste 0 a última hora, mal
trato al aficionado, un entrenador sin experiencia y ahora otro sin
credibilidad…
Hacía mucho tiempo que no veía lo de ayer, minuto 70 y la
afición de iba del estadio. ¿Quién está provocando la desafección de la grada?
Miremos al palco. La prepotencia, soberbia, el enchufismo y el amiguismo están
llevando a la UD a una situación muy complicada en Primera División, cuando
debería ser motivo de orgullo y alegría, como lo fue con Setién en el
banquillo.
Para terminar, como decía antes, sigo pensando igual que
cuando se anunció el fichaje de Ayestarán. No ilusiona, no ofrece ninguna
garantía y en 15 días ha sido incapaz de mostrarnos un signo de esperanza.
Ojalá su suerte sea la nuestra porque esto pinta realmente mal. ¡Hay que salir del coma ya!
Foto de portada: @UDLP_OFICIAL