Un acta notarial, una firma, un trámite con público. Con muy poco público. 7558 espectadores. Eso era el partido. Un Deportivo que vino a la isla esta misma mañana y que se marcha en menos de un suspiro desde que el árbitro de carpetazo a todo el papaleo funcionarial que, teóricamente, conllevaba este partido. Cumplir con el expediente y listo. Firmar la cartilla y a otra cosa. Pero no. Este equipo no.
Planísima, la UD tuvo algún acercamiento; un disparo de Calleri y otro de Hernán Sanatana en el rechace fue lo más potable del equipo en el primer acto.
El Deportivo, que jugaba a que transcurriese el tedio, se adelantó con un chutazo de Emre Çolak desde fuera del área imposible para Chichizola. Así, sin nada prácticamente, pero suficiente contra una UD sin alma les valía. No así, teóricamente, para la eliminatoria.
En el '52 los coruñeses hacían el segundo, un remate de Borja Valle tras centro lateral de Lucas Pérez hacia que el trámite comenzara a ser otra cosa. Una arrancada de Tannane, que sustituyó a un Vitolo que salió lesionado en el primer acto, acabó con un disparo mordido cruzado de Hernán Toledo que se convirtió en el 1-2.
Pero a esta acta funcionarial, a este supuesto trámite y que esta UD convierte en ridículo, le quedaban más goles en una UD lamentable, plana, insulsa, muerta.
Un golazo de Borja Valle desde fuera del área al que Chichizola no vio provocó el gol que acercaba a los gallegos a empatar la eliminatoria. Y este gol, el definitivo, estuvo cerca de no ser por un David Simón que protegió la portería tras una salida alocada del portero argentino.
Ayestarán, viendo su cargo en juego, viviendo al filo de la navaja desde hace demasiado, sacó a Remy y el galo, en el último minuto anotó el segundo gol de la UD en un partido que los amarillos convirtieron un trámite en suspense.
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