Carlos Moreno Chavanel | Una vez consumado el peor augurio de la jornada, con la victoria del Eibar ayer, la UD Las Palmas se sitúa a cinco puntos de la permanencia con la vista puesta en Anoeta. Sin embargo, es pasmosa la tranquilidad de la cúpula del club. ¿De verdad alguien se cree que Pako Ayestarán va a revertir esta situación? ¿Hasta cuándo van a esperar para tomar decisiones?
Si la rapidez a la hora de buscar soluciones es similar a como
se ha actuado con el filial, mal vamos. Y si la solución es Almirón, como dicen
los compañeros de Radio Marca, es incompresible que se espere a seguir
aumentando la brecha con la salvación, porque todos sabemos que la UD no va a
poder superar a la Real Sociedad con este entrenador.
Desconozco cuál es la solución ahora mismo en el banquillo,
puesto que es obvio que de ahí no proviene el gran mal de la entidad amarilla
en el último año, pero quizás sería conveniente tener a un entrenador de la
casa para esta situación temporal. Ocho derrotas consecutivas, seis con
Ayestarán y todavía habrá que esperar, como poco, una jornada más para despedir
a Pako. Incomprensible.
Lo que sí queda de manifiesto, una vez más, es la
improvisación absoluta en la que vive el club. Desde De Zerbi, pasando por
Manolo Márquez y ahora con Pako Ayestarán, se van dando saltos a ver si suena
la flauta. Alguno se ha creído que en Primera División puede entrenar
cualquiera y que con buscar un entrenador de saldo iba a ser sencillo salvarse
porque, claro, “tenemos la mejor plantilla de la historia”.
De despropósito en despropósito y tiro porque me toca, ahora
nos vamos a San Sebastián rezando para no ser goleados. ¿A qué esperan para
gastarse el dinero que querían ahorrarse y traer un entrenador en condiciones?
Foto de portada: @LaLiga