Esta no era nuestra guerra, pero la UD llegaba al Wanda Metropolitano con la intención de seguir mostrando signos de vitalidad tras rebasar la frontera de la primera vuelta con un saco de puntos paupérrimo y superando el límite de ridículo permitido en algunos de sus desplazamientos y el equipo cumplió esta parte del guion. La Unión Deportiva, que demostró que estaba viva ante el Valencia dio una versión defensiva en la primera parte del partido inédita hasta ahora. Seria, aplicada, conjuntada con un Alejandro Gálvez imperial, maestro y jerarca de la defensa amarilla desde que llegó. Ximo Navarro, serio también, atento a los cruces y mezclando muy bien con el ex del Eibar. El equipo, de vez en cuando, se permitía el lujo de tener el balón unos minutos, sin prisa, a veces, sin apurarse, el balón pasaba tres veces por Chichizola y no parecían impacientarse en sacar el balón, tratando de minimizar los errores en la salida de balón, hecho este que sería decisivo al final del encuentro. Gaby Peñalba venía a recibir casi al borde del área propia mientras Tana y Viera trataban de generar por dentro mientras Jairo, algo gris, pero incisivo en ataque y Toledo, dos puñales cada vez más estables y sólidos, especialmente el argentino: cuesta pensar que este Toledo haya estado casi una vuelta viendo los partidos en el palco del Gran Canaria, comiendo pipas. Un jugador bastante aprovechable, trabajador incansable que Jémez ha recuperado para la causa y Jairo, que quizás necesitaba unos partidos para asentarse y coger el pulso a la competición y al equipo, que estuvo tenaz y con la mirada afilada hacia la portería de Oblak.
En el segundo acto el equipo aguantó los ataques por oleadas del Atlético de Madrid, pero cada vez pesaba más el balón y la posesión amarilla se deshizo. La solidez defensiva se fue desmontando porque aparecieron tres errores individuales en la salida de balón provocaron los tres goles con los que acabaría el duelo. El primero fue un error de Jairo, en el 61', especialmente desacertado en esos minutos que cogió a Dani Castellano mal posicionado provocando que un pase al espacio de Juanfran a Griezmann fuera aprovechado por el francés para superar a Chichizola en el uno par uno. El segundo, doce minutos después, llegó tras error de Ximo Navarro en un pase y que Fernando Torres aprovechó para, en acción individual reventar la escuadra de la portería sin que Chichizola pudiera hacer nada. El defensa estaba cuajando una de sus mejores actuaciones con la amarilla y, sin duda, el error empaña su actuación, pero esa línea de compenetración con Gálvez debe ser el camino. El último gol, el que cerraría la victoria para el Atlético de Madrid llegó en la postrimerías del duelo y fue anotado por Thomas.
En definitiva, la UD perdio los puntos en liza, algo que entraba en los cálculos, pero en la primera parte, en la primera hora de duelo tal vez, dio un paso adelante en cuanto a trabajo grupal, algo tan obvio, tan presupuesto de antemano, pero tan poco visto en este año infernal que es digno de mención. La primera parte del equipo en el Wanda es el camino porque sencillamente vimos un equipo que empieza a dar muestras del trabajo que hay detrás. Jugando así no bajaremos. Aferrarse a este clavo ardiendo, a este consuelo, con la mirada puesta en la final de la Champions de los pobres del lunes día 5 de febrero ante el Málaga en el Gran Canaria.