El tan recurrido adjetivo de “final” para partidos trascendentes que
lleva siendo usado en el caso de la Unión Deportiva prácticamente desde las
primeras jornadas cobra especial relevancia este lunes en el encuentro que
enfrentará al representativo a un Málaga con el que se turna el farolillo rojo
y al que, actualmente, sólo separa un
punto en la clasificación. Por esta razón, y por las alturas del campeonato - ya
traspasado su ecuador - en las que estamos sí podemos hablar
con propiedad de una verdadera final a todas luces, de un partido cuyo
resultado marcará la trayectoria futura de ambos clubes en lo que a alcanzar la
permanencia se refiere puesto que no sólo se trata de conseguir el botín de los
tres puntos sino de impedir que el rival los sume y de llevarse el “goal
average” particular para un posible caso de empate.
Si al ostentoso Málaga del jeque y
a la U.D. – con la “mejor plantilla de su historia” - le hubieran dicho a
principio de temporada que a estas alturas estarían ocupando plazas de descenso
a la categoría de plata les hubiera sonado a chiste de mal gusto. Pero el fútbol es caprichoso y no entiende de
presupuestos ni de plantillas, sino de buen juego y resultados y, es por
esta razón, que plantillas menos renombradas pero mejor estructuradas como las
del Leganés, Getafe o Girona están luchando ahora por Europa con la permanencia
prácticamente asegurada y otras de mayor lumbre como las protagonistas de este
artículo hayan tenido que conformarse con
otros objetivos de mayor sonrojo.
Pero en esta vorágine competitiva
que es la Liga no hay tiempo para lamentaciones. Por ello, ambos clubes han copado protagonismo activo en el mercado de invierno,
empezando por los inquilinos de sus banquillos. Paco Jémez y Miguel González
han traído a sus plantillas hasta siete
caras nuevas en este mercado de invierno con la finalidad de revertir su
delicada situación actual y poder seguir entre los grandes una temporada más. Todos
ellos, entrenadores y jugadores, nuevos y viejos, se darán cita el próximo lunes a partir de las
20:00 horas en el E.G.C. en un duelo para hombres marcado por el drama en el
que el empate no le vale a ninguno ya que el único camino para ascender en la
tabla es la victoria.
Los cálculos de Jémez para la
salvación pasaban por conseguir ocho
victorias como mínimo desde su nombramiento, de las cuales ya puede tachar
una tras conseguir agónicamente los tres puntos frente al Valencia de
Marcelino. Sin duda, alcanzar la segunda frente a un rival directo y en su
propio feudo es una meta a corto plazo que alcanza la categoría de innegociable,
por lo que cualquier traspiés en este encuentro supondría un duro varapalo para
la escuadra amarilla. Sin duda alguna, un gran motivador como Jémez, habrá sabido inculcar esta semana a
sus jugadores la importancia de los puntos en juego con la finalidad de que
salgan al terreno de juego desprendiendo la intensidad necesaria, algo que ya se ha visto por ráfagas
en tramos de determinados partidos pero que para el encuentro del lunes resulta
imprescindible durante los 90 minutos.
Otro factor determinante para el “duelo
de colistas” será la afición. Un llamamiento desde la propia plantilla y alguna
que otra “oferta” para la compra de entradas a mejor precio orientada a los
abonados deberían ayudar a que el lunes nuestro templo presente la mejor
entrada del año y sea una olla a presión
para llevar al equipo en volandas y, por ende, causar todo el “miedo escénico” posible al rival. El aficionado, desencantado por la trayectoria y la gestión del equipo,
debe hacer un esfuerzo y aparcar sus reticencias durante un par de horas
para enfundarse la “amarilla” y acudir al estadio a animar con todas sus fuerzas
a unos jugadores que también deben corresponder con su comportamiento en el
césped ese apoyo recibido desde la grada.
Por todo esto, y por más motivos,
hemos de considerar el partido de este lunes como la primera final de verdad del año para una U.D., un “match point” que debe salvar sumando todos los componentes que intervienen en la
ecuación: Los jugadores aportando intensidad, profundidad y seguridad defensiva
en el campo; el cuerpo técnico motivando y leyendo bien el partido y la afición y los medios transmitiendo el
ánimo necesario en el campo para conseguir que los jugadores den el 150% de sus
posibilidades. Y es que ya lo dijo el gran Di Stefano: “Nadie es tan bueno como todos juntos”.