La Unión Deportiva es un equipo que lanza un mensaje de pelear hasta el final, de caer con la cabeza alta, pero que se conforma con un simple reparto de puntos. Un equipo que entiende que ante la posibilidad de descender, prefiere hacerlo con las menos heridas posibles y no pelear por lograr un imposible. La UD no ha peleado para evitar el descenso, ha pactado hacerlo de la forma menos dolorosa. Pero el Betis es un equipo ambicioso y no quería saber nada que no fuera tres puntos.
Sorprendió Jémez con una alineación inesperada con jugadores como Raúl Lizoaín, Aquilani, Nacho Gil o Macedo titulares. Pero si sorprendió fue por la suplencia (casi injustificada sino es por lesión) de una Leandro Chichizola que ha sido el mejor en las última semanas y ha estado entre los mejores toda la temporada. Una alineación que generó mucha controversia en los prolegómenos del partido porque además suponía un cambio táctico para pasarse a un 5-4-1. ¿Rotaciones? ¿Cambio de sistema? ¿Ahora? ¿Por qué? ¿Para qué?.
Las Palmas comenzó el encuentro atenazada por la intensidad de un Betis que poco a poco iba encerrando a los amarillos en su área. Sin ocasiones claras de gol, pero sí con esa sensación de agobio continuo que se aprovecha de los aciertos propios y los errores ajenos (no forzados) que una lánguida Unión Deportiva cometía. Valga como ejemplo conducciones excesivas y laxas, sin intensidad que propiciaban la oportunidad de robo y contragolpe, o envíos de balón que se quedaban cortos sin llegar a un compañero y eran cortados por los jugadores béticos. A nivel defensivo sí que el equipo rendía mejor, lo que no está claro si por una simple acumlación de hombres o por una mejor sintonía, no se veía tan mal cuando tocaba replegarse y torpedear el ataque bético.
La mayor parte del tiempo el campo parecía estar inclinado dirección al arco amarillo. Un Betis con las ideas más claras de lo que quería y cómo lograrlo no se lo puso fácil a una Unión Deportiva que sin jugar horrible como otras ocasiones, sí que le costaba generar fútbol con simpleza cuando su misión principal parecía evitar que el Betis lo hiciera. No obstante, todo parecía un encaje de piezas forzado, los jugadores dieron muestras de estar carentes de sinergias, de automatismos, en definitiva, parecían desconocidos que se encontraban jugando por primera vez. Con todo el equipo aguantaba, sin enamorar, sin encaje de bolillos ni lujos, pero supo llegar al descanso con el marcado inicial.
Tras el descanso, el guión no cambió ni un ápice. El equipo amarillo se pertrechaba y buscaba las contras mientra minaba su parcela del campo. El Betis con la escasa pelea por la posesión de pelota por parte visitante, disfrutó de balón, del control del partido y trazaba el guión de un choque donde los amarillos tenían el simple cometido de llenar de borrones y tachones. Pero 90 minutos es una eternidad para sólo estar defendiendo, en el Bernabéu o en cualquier campo del mundo. La segunda parte se hizo "molto longa" para unos jugadores amarillos que agotaban sus energías en achicar agua, en tapar agujeros y que contactaba lo suficiente con el balón para despejarlo. Cariños los justos, que este punto era de vital importancia para conseguir nada.
En el tiempo de añadido, con un equipo amarillo en inferioridad numérica tras expulsión de Macedo(bonito partido el suyo), llegó el gol de un Betis que demostró ambición, algo de lo que ha estado carente la Unión Deportiva en este partido y en tantos otros esta temporada. Era el minuto 94 cuando un centro de Barragán sería rematado con comodidad dentro del área por Júnior. Que el Levente venciera también por 1-0 al Málaga ya era lo de menos.
En estas circunstancias, ver un partido de Las Palmas es un acto de fe, es un acto de amor desmesurado que sólo se explica desde la sin razón que genera un escudo y una camiseta en este bendito deporte. Más meritorio es ese pequeño grupo de aficionados que se han desplazado a Sevilla para ver este partido, sabedores que, a priori, es muy improbable que se lleven futbolísticamente algo a la boca. Por suerte para ellos, les queda la Feria de Abril. Mi deseo para con ellos es que vayan a las casetas, que olviden este pena, ellos que pueden.