En la vuelta de Paco Herrera al Gran Canaria, con una UD llena de dudas y en plena revolución en la jornada 16 tras encadenar únicamente dos victorias en las diez últimas jornadas, el técnico catalán, tras el descalabro del Carranza sacó de inicio a Raúl Fernández, en defensa ubicó a David García en el lateral derecho, con Deivid y Cala en el centro de la retaguardia y a Dani Castellano en la izquierda. En el centro del campo Javi Castellano con Timor, Maikel Mesa, Araujo y Rubén Castro.
El Oviedo inició el partido con las ideas claras, en el 1' un remate de Mossa tras un centro de Javi Hernández metió el susto en el cuerpo de una afición que hoy acudió en un 11.612.
Las Palmas, tácticamente, jugaba con cuatro atrás, con Javi, Timor, Maikel Mesa cuya posición fluctuaba,a veces cayendo en banda, a veces en medio y toda la banda derecha era para David García, quien no se incorporó al ataque en ninguna ocasión. En la izquierda a veces caía Sergio Araujo.
Precisamente Rubén y Araujo, a la espalda de la defensa carbayona, provocaron las acciones de mayor peligro para Champagne, portero del Oviedo. En la primera en el 5', Rubén no pasó a Araujo estando escorado él y el argentino de cara a la puerta. Minutos después, en el 12', un pase precioso de Tana con el exterior llegó a Araujo, escorado en la izquierda quien cedió a Rubén y la defensa despejó.
En el 24', un remate de Maikel Mesa a bote pronto tras un centro de Dani estuvo a punto de sorprender a Champagne. El Oviedo no se quedaba corto y un disparo de Alanís de volea casi sorprende a Raúl Fernández.
En el 42', Raúl Fernández se fue al suelo en una acción sorprendente porque el juego no estaba, ni por asomo, en su zona y tuvo que ser sustituido por Nauzet Pérez. En principio parece que ha sido un problema de lumbares.
Así se llegó al descanso. El partido, que empezó interesante, se fue diluyendo con el Oviedo bien plantado con una línea de cinco en posición defensiva, serios, concentrados, sin fisuras. La UD, a trompicones, a merced de una acción individual, como si no se hubiera producido el cambio en el banquillo.
Un remate de Bolaño a la salida de un córner fue la acción más peligrosa de la segunda parte que, en el 60' no tenía nada que echarse a la boca. La UD estaba planísima, con unas bandas que eran un fonil con jugadores como Tana, Timor o Maikel sin peso ninguno en el juego.
Herrera movió el avispero y quitó a Rubén y a Tana y metió a Ruiz de Galarreta y a Rafa Mir, pero aunque el murciano trató de generar y el vasco se movió bien entre líneas la realidad es que ningún movimiento alteró el ecosistema que había diseñado Juan Antonio Anquela.
Un disparo de Mir escorado, pero con intención, fue de las pocas ocasiones que la UD dio muestras de tener algo de vida, algo de mordiente porque el partido moría y la UD no daba el necesario paso adelante que la premura de la clasificación, que la necesidad, exige.
En el 92' Bolaño, del Oviedo, fue expulsado por segunda amarilla, pero ya era demasiado tarde.
Un equipo que acumula seis partidos sin ganar. Que ha ganado en las últimas once jornadas dos partidos, que está a cuatro puntos de la promoción de ascenso. A diez del líder Alcorcón.
